¡¿Alguna vez han sentido que la tecnología, en lugar de ser una varita mágica, es un martillo abollado?! Tienes esta herramienta increíblemente poderosa en tus manos, que promete conectar, educar y simplificar, pero en el momento de la verdad… ¡falla! Se congela, la interfaz es un laberinto o, peor aún, se siente vacía, fría, desalmada. Un artículo reciente hablaba de que la Tecnología de la Información (TI) está rota, que ha perdido su “chispa humanista”. Y mientras lo leía, no podía dejar de pensar: ¡Vaya, esto no es solo un problema de oficina, es el pan de cada día en nuestras casas! Estamos rodeados de herramientas que han olvidado para quién fueron hechas: para nosotros, para personas.
¿Te has preguntado cómo esto afecta a tus hijos? Todos hemos sentido esa frustración cuando la tecnología falla justo cuando más la necesitamos. Building on that idea, es algo que va más allá de simples fallos técnicos.
¿Cómo afecta la tecnología rota a tu hogar?
La idea de que la tecnología está “rota” resuena con una fuerza brutal, ¿verdad? No se trata solo de que el wifi se caiga en el peor momento. Es algo más profundo. Es esa aplicación educativa que, en lugar de despertar la curiosidad de tu hijo, lo encierra en un ciclo de recompensas predecibles y sin alegría. Es esa red social que promete comunidad pero nos deja sintiéndonos más solos que nunca. Es cuando la tecnología, en lugar de ser un puente, se convierte en un muro invisible entre nosotros. ¡Es una locura! Tenemos supercomputadoras en el bolsillo, pero a veces se sienten más distantes que una estrella lejana.
El artículo lo clava: se ha perdido la “chispa humanista”. En el afán de hacer más eficiente, de conectar nodos y de balancear sistemas, se nos olvidó el ingrediente secreto: ¡el corazón! La tecnología en nuestros hogares a menudo carece de esa calidez, de esa comprensión de las desordenadas, hermosas e imperfectas vidas humanas que se supone que debe servir. Se siente como si estuviera diseñada para usuarios perfectos, no para una familia que ríe, discute y derrama jugo sobre la tablet. Y es ahí donde sentimos esa frustración, ese deseo de simplemente tirar el “martillo abollado” y salir a jugar afuera.
¿Qué es la tecnología humanista y por qué importa?
Pero aquí viene la parte emocionante, ¡la que me llena de una energía arrolladora! Si reconocemos que algo está roto, ¡significa que podemos arreglarlo! En vez de culpar a la tecnología, podemos buscar activamente esa “chispa humanista”. ¿Y qué es eso, en el fondo? Es elegir y usar la tecnología de una manera que ponga a las personas primero. ¡Así de simple y de revolucionario!
Una tecnología humanista es aquella que entiende que el objetivo final no es la eficiencia, sino la conexión. Es la que fomenta la empatía, no solo el consumo de contenido. Es la que nos inspira a crear juntos, a resolver problemas del mundo real y a maravillarnos. Con un cielo tan despejado y cálido como el de hoy, es fácil ver con claridad lo que realmente importa: las conversaciones cara a cara, las aventuras improvisadas, las risas compartidas. Una tecnología humanista no reemplaza eso; ¡lo amplifica! Se convierte en un trampolín para la imaginación, en un mapa para una nueva aventura familia, en una ventana a culturas y conocimientos que encienden conversaciones increíbles durante la cena.
¿Cómo aplicar tecnología humanista en familia?
Entonces, ¿cómo traemos esa chispa de vuelta a casa? ¡No se necesita un título en ingeniería, solo un corazón de padre o madre dispuesto a experimentar! Se trata de cambiar nuestra perspectiva, de pasar de ser consumidores pasivos a ser arquitectos activos de nuestro ecosistema digital. ¡Y es más divertido de lo que suena!
Primero, podemos priorizar la co-creación sobre el consumo. En lugar de que cada uno esté en su pantalla, ¿qué tal si usamos una pantalla para crear algo juntos? Podríamos diseñar un monstruo fantástico en una app de dibujo, escribir un cuento colaborativo o incluso planificar las próximas vacaciones familiares, investigando y soñando en equipo. ¡La tecnología se convierte en nuestro lienzo compartido, no en un chupete digital!
Segundo, ¡celebremos la gloriosa imperfección! La tecnología falla. ¡Y eso es fantástico! Cuando la tablet se quedó sin batería el otro día justo a la mitad de un video, ¿el resultado? Una sesión de veinte minutos de inventar los finales más ridículos y divertidos para la historia. ¡Fue mil veces mejor que el final original! Cada fallo es una oportunidad para recordar que el mundo real es más resiliente y, a menudo, más entretenido. A veces, el mejor “botón de reinicio” es una buena carcajada en familia.
Y tercero, preguntemos siempre: “¿Para qué?”. Antes de descargar esa nueva aplicación o comprar ese nuevo gadget, hagamos una pausa y preguntémonos: ¿Esto nos ayudará a ser más curiosos? ¿A estar más conectados como familia? ¿A aprender algo realmente asombroso? Se trata de ser intencionales, de poner nuestros valores y nuestro corazón al mando del barco tecnológico.
¿Cómo criar hijos con mentalidad humanista en lo digital?
Esto me lleva al pensamiento más electrizante de todos. Al adoptar este enfoque, no solo estamos mejorando nuestra vida familiar ahora, ¡estamos formando a la próxima generación de creadores! Nuestros hijos, los que crecen en este mundo digital, tienen una oportunidad única. No solo aprenderán a usar la tecnología, sino que aprenderán a cuestionarla, a mejorarla y a infundirle la humanidad que a veces parece faltarle.
Estamos criando a los “nuevos humanistas” de los que habla otro artículo: personas que entienden tanto de ciencia como de arte, tanto de datos como de compasión. Niños que no verán la tecnología como un fin en sí mismo, sino como una herramienta poderosísima para construir un mundo más amable, más justo y más conectado. Ellos serán quienes diseñen las aplicaciones que realmente nos unan, los sistemas que nos entiendan y las innovaciones que sirvan a la humanidad en su máxima expresión.
Y esa, para mí, es la misión más increíblemente esperanzadora que podemos tener como padres. No se trata de protegerlos de un mundo tecnológico “roto”, sino de darles las herramientas, la mentalidad y el corazón para que sean ellos quienes lo reparen. ¡Qué aventura tan espectacular nos ha tocado vivir!
¿Qué pequeña chispa humanista puedes encender hoy?
Fuente: Humanist IT: getting unstuck, UX Design Collective, 2025/09/06 12:38:28