
¡Madre mía, qué día! Hoy, mientras el cielo se cubría en este abrazo suave de nubes y los termómetros marcaban 22 grados, me senté con mi taza de café después de dejar a mi pequeña en la escuela.
Leía una noticia sobre cómo las empresas usan la IA en marketing B2B y B2C, un ejemplo de marketing con IA, y de pronto, ¡pum! Esa chispa que te hace soltar el periódico y abrazar el momento: ¿Y si aplicamos esto en casa? ¡Claro que sí! La verdadera ‘inteligencia artificial’ que necesitamos como padres no está en los algoritmos, sino en nuestro corazón. ¡Vaya descubrimiento!
¿B2B y B2C en casa? Aquí somos pura B2Familia

¡Caray! La noticia decía que en marketing B2B (esa de empresa a empresa) todo es frío: datos, ROI, decisiones de grupo. Y en B2C (empresa a consumidor), ¡vaya energía! Se apuesta por emociones, colores y esa chispa de ‘ay, qué lindo’ que nos motiva a comprar. Pero ¿lo más guay? Que ahora hasta los compradores B2B piden trato ‘B2C’, como si dijeran: ‘Oye, que yo también tengo sentimientos’.
Piensa en tu pequeño. ¿Cómo le hablas cuando estás en modo ‘jefe’ (esa etapa en que cada acción parece un informe de ventas) versus cuando estáis en el parque haciendo burbujas? ¡Pura B2Familia! Mi hija, en esa edad en que cada ‘no’ se convierte en una negociación digna de la ONU y los ‘por qués’ no paran ni para respirar, no necesita un manual de instrucciones. Necesita que le vea. Que escuche el temblor en su voz cuando pregunta ‘mamá, ¿y si el cole es oscuro?’, no solo la pregunta.
¡Y aquí está la magia! Los expertos dicen que el 73% de compradores B2B quieren experiencias personalizadas al estilo B2C. ¿Y los niños? ¡El 100%! Por eso, cuando vuelvo a casa, apago el modo ‘hoja de cálculo’ y activo el ‘corazón en modo abierto‘. Porque igual que un cliente quiere sentirse único, mi pequeña quiere que su mundo de hadas y dinosaurios sea sagrado. Aquella tarde entre kimchi casero y tostadas de arce, comprendí que esa mezcla es nuestro superpoder.
¿La tecnología es aliada o la jefa?

¡Ojo! La noticia también revelaba que más del 30% de marketers usan IA para editar fotos al instante: quitar fondos, resaltar colores… Pero ¿sabes qué decía el estudio? Que en B2C, la creatividad humana sigue siendo reina. Porque al final, una foto de un zapato no vende; vende la sonrisa de quien lo lleva bailando en una boda. ¡Igual que en casa!
Imagínate: una tarde, mientras compartíamos tteokbokki y pancakes, mi pequeña quería dibujar el cielo estrellado pero no encontraba el azul oscuro. En vez de darle una tableta para ‘buscar referencias’, sacamos la colcha al balcón. Yo le conté historias de constelaciones (mentira, ¡la inventé sobre la marcha!) y ella mezcló acuarelas hasta lograr ‘SU’ azul noche. Después, paseando por el mercado, descubrimos juntos un puesto de globos. En un abrazo espontáneo entre pinceles y risas, compramos uno azul (su color estrella) y jugamos a ‘globos astronautas’ hasta la cena. ¡La IA hubiera resuelto el problema en segundos… pero hubiera robado la magia coreano-canadiense del momento! Por eso, en nuestra casa, la tecnología es como el aceite de oliva: bienvenido, pero nunca el protagonista.
¿Cómo lo hacemos práctico? Usamos apps para aprender idiomas jugando en el metro (a ver, ¿cuántos ‘hola’ en japonés aguanta un tren?), pero limitamos las pantallas a momentos de conexión genuina. Y cuando aparece un vídeo de manualidades en TikTok, no decimos ‘mira esto’, sino ‘hagámoslo juntos en la cocina’. ¡Ese abrazo tras un tropiezo en el parque, ese ‘cuéntame más’ con la mirada clavada… eso no lo mejora ninguna IA. Es el ‘oro líquido’ de nuestra cultura: la calidez que convierte un día gris en fiesta.
¿Preparado para una paternidad que haga saltar el corazón? Tres pasos HOY mismo

¡Vamos a por ello, compañero! Si los marketers invierten un 67% más en IA para personalizar (sí, ¡leíste bien!), ¿por qué no hacemos lo mismo en casa? Pero sin apps, sólo con ojos que ven y manos que acogen.
1. Observa como un chef de tapas: sin prisas, con pasión. ¡Olvida las edades! Fíjate en su lenguaje corporal: ¿Los hombros caen al llegar del cole? ¿Sus dibujos tienen más corazones hoy? Anota mentalmente ‘María está inquieta con los nuevos compañeros’ (no ‘María tiene 7 años y está en 2º’). Esa atención es como el jamón ibérico: fino, sin prisas… y ¡delicioso!
2. Crea rituales que derriten el estrés. ¿Recuerdas lo de ‘personalizar mensajes en B2B’? En casa es así: cada tarde, al salir del colegio (que está tan cerquita que en minutos ya jugamos en la plaza), inventamos un ‘saludo especial del día’. ¡Puede ser un choque de manos, una danza del pavo real… hasta que un día ella propuso ‘abrazos de escalera’: uno por cada peldaño hasta casa. ¡Y así sellamos el reencuentro! Sin agenda, sólo risas que calientan el alma.
3. Deja espacio para lo imprevisible (el regalo más grande). Los estudios dicen que en B2C, la espontaneidad vende. ¡En paternidad, salva vidas! Porque esos momentos no planeados, como pintar constelaciones entre tteokbokki y mandarinas, son los que brillarán como estrellas en su memoria.
La paternidad no es un currículum vitae… es un baile improvisado en la cocina.
Source: B2C vs. B2B marketing with AI: The industry trends every marketer should know, HubSpot Blog, 2025-09-16
