El ‘¿Por qué?’ que nos conecta: Fomentando la curiosidad juntos

Padre e hija compartiendo momento curioso en supermercado

¿Alguna vez te has encontrado en el supermercado, cargando con las compras, mientras los niños tiran de tu mano preguntando una y otra vez: ‘¿Por qué el cielo es azul? ¿Por qué caen las hojas? ¿Por qué tenemos que irnos ya?’. Ahí mismo, vemos esa mezcla de cansancio y amor que todos los padres conocemos.

Al ver a la cajera tecleando su tablet, se me vino a la mente una noticia sobre cómo la IA ayuda a los empleados a conectarse con clientes. Me pregunté: ¿pueden esas herramientas ayudarnos en este caos hermoso?

Pero en el café de esta mañana, mientras observaba cómo guiabas a los niños con sus preguntas, entendí algo: La clave está en no tener respuestas más rápido. Es crear espacio para el silencio entre las preguntas, donde nace la magia.

De ‘¿Por qué?’ a ‘¡Wow!’: La IA como catalizador de la curiosidad

Niña observando nubes con expresión de asombro

¿Recuerdas cuando los niños preguntaron por qué se mueven las nubes? Revisamos el vídeo de la NASA juntos, y lo que más impactó fue lo que sucedió después: sus ojos fijos en las imágenes, girando hacia ti con una nueva pregunta: ‘¿Y si las nubes fueran mariposas?’.

Ese es el poder de la tecnología: no como respuesta fija, sino como chispa para más asombro. Como cuando arreglábamos el neumático de la bicicleta. En lugar de una lección sobre engranajes, vimos animaciones rápidas y nos manchamos las manos descubriendo por nosotros mismos.

La tecnología fue el punto de partida, pero el aprendizaje real estaba en hacer, preguntar y equivocarse juntos. Los niños tienen una capacidad infinita para asombrarse, mientras nuestras baterías se agotan.

¿No ha ocurrido que, en el museo, el teléfono se quedó sin batería? De repente, dibujamos dinosaurios en servilletas e imaginamos sus rugidos. Sin pantallas, pura curiosidad.

Lo más hermoso fue cómo guiabas esas preguntas, ayudando a conectar lo que veían con lo que sabían.

En ese momento supe que no necesitamos la IA para saber que sus preguntas importan. Basta con ver cómo brillan sus ojos al descubrir algo nuevo, como cuando explicamos juntos por qué cambia el tamaño de la sombra durante el día.

La tecnología más importante es la que guardamos en el corazón: la forma en que escuchas, animas y creas espacio para su maravilla.

Equilibrar pantallas y momentos: Manteniendo la tecnología con corazón humano

Familia tocando corteza de árbol en momento de curiosidad

Esta mañana, cuando los niños preguntaron si los árboles pueden sentir dolor, mi primer impulso fue buscar en el teléfono. Pero me detuve al ver tu mirada, sabiendo que esa pregunta merecía más que una búsqueda rápida.

No se trataba de la respuesta, sino de sentarnos con ellos bajo un roble, sentir la corteza áspera y compartir el silencio. En el retail, la IA ayuda a los empleados a estar presentes, pero la conexión más profunda a veces ocurre cuando la tecnología calla.

Me encanta cómo creamos ‘zonas sin pantallas’ en casa. La cocina es mi lugar preferido: sin teléfonos durante la repostería, solo harina, huevos y la magia de ver cómo la levadura transforma la masa.

Cuando se hunde y vuelve a subir, reímos y probamos de nuevo. Sin Google, solo aprendizaje práctico y corazón. Aunque no sepamos la respuesta —como cuando dijiste que no sabías por qué tenemos dientes— respondiste: ‘No lo sé, busquémoslo juntos’.

He aprendido mucho de esos pausas cotidianas, donde los distractores desaparecen y estamos presentes. Esos momentos construyen recuerdos fuertes, ¿verdad?

Porque a veces, no saber juntos es la parte más bella de la curiosidad. Y la verdad es que mi teléfono no hubiera resuelto esa pregunta sin tú ahí, ayudando a entenderla.

Creando aprendices resilientes: Nuestro sistema de retroalimentación compartido

Niña construyendo torre de bloques con expresión concentrada

Leí cómo algunos sistemas de IA celebran pequeños avances, no solo resultados perfectos. Cuando alguien tiene dificultades, dice: ‘¡Gran esfuerzo, probemos este paso!’. Y pensé en cómo lo haces con los niños cada día.

Cuando la torre de bloques se derrumbó, no dijiste ‘buen intento’ y pasaste. En su lugar, dijiste: ‘¡Has equilibrado mejor ese bloque! Veamos si hacemos algo más alto’. Porque el aprendizaje no está en la torre quieta, sino en el intento.

Celebras la curiosidad en sí: las preguntas, los desastres, los intentos. ¿Recuerdas cuando hicimos un avión de papel y chocó contra la pared? En lugar de regaño, dijiste: ‘¡Estuvo tan cerca! ¿Qué forma haría que vuele mejor?’.

Noté cómo usas la tecnología no para dar respuestas, sino para fomentar persistencia. Lo increíble es que los niños ya dominan esas apps. Pronto nos enseñarán nuevas formas de aprender.

Pero mientras tanto, lo que construimos juntos: esa curiosidad compartida, este camino desordenado de descubrimiento, es nuestro cimiento. Así les enseñamos a nunca dejar de maravillarse y seguir preguntando ‘¿por qué?’.

Veo cómo respondes a sus preguntas, convirtiendo ‘no lo sé’ en ‘busquémoslo juntos’. Esa es tu fuerza y la mía. Así creamos no solo niños curiosos, sino personas resilientes.

Source: Ethosphere raises $2.5M to support retail associates with AI insights, Silicon Angle, 2025-09-16

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