
En el centro comercial, un robot saludó con un amable ‘¡Hola!’. Un niño lo observó con curiosidad y preguntó: ‘¿Cómo funciona esto?’
¡En ese momento me di cuenta! Lo importante no es el robot, sino cómo NOSOTROS como papás guiamos esa curiosidad. ¿Te ha pasado algo así? Hoy, la IA forma parte del día a día, y nuestra labor es guiar a los niños para que la usen con equilibrio, entendiendo que la tecnología es una herramienta, no un reemplazo del pensamiento crítico y la empatía humana.
Los deberes con IA: ¿ayuda o perjudica el aprendizaje?

Usar chatbots para hacer tareas escolares puede ser práctico, pero ¿está ayudando o fomentando la dependencia? ¡Ojo! La clave es usarla como herramienta, no como solución mágica que resuelve todo sola. ¡Vamos a enseñarles bien!
Por ejemplo, cuando un niño busca respuestas, invítale a reflexionar: ‘¿Por qué crees que funciona así?’. De esta manera, la IA contribuye al aprendizaje al estimular su curiosidad y pensamiento crítico, en lugar de reemplazarlo.
Recuerda: no se trata de prohibir, sino de enseñar a usar con responsabilidad.
Pero esto no termina en los deberes… ¿cómo protegemos la calidez humana cuando los robots parecen entenderlo todo?
IA y empatía: ¿cómo equilibrar tecnología y emociones?

La IA puede dar respuestas, pero no puede sostener una mano temblorosa ni entender un corazón roto.
Cuando un niño pregunta por qué un robot no puede amar, es una oportunidad para enseñar sobre la conexión humana. Integra momentos sin pantallas para hablar de emociones y compartir experiencias, como cuando los abuelos cuentan historias sin pantallas.
Por ejemplo, después de interactuar con un chatbot, reflexiona con el niño sobre qué emociones surgieron. Así, los niños aprenden que la inteligencia emocional no se sustituye por la tecnología, sino que se nutre del tiempo invertido en relaciones auténticas.
Educar en valores con IA: lo que a los niños les encanta

¿Quieres que los niños cultiven valores en un mundo digital? Combina la tecnología con conversaciones significativas.
Por ejemplo, al usar una aplicación educativa, pregunta a los niños sobre ética: ‘¿Es correcto que la IA trate a todos por igual?’. Los niños tienen curiosidad natural; aprovecha esos momentos para plantear preguntas sobre lo justo, equitativo y respetuoso.
La IA es una herramienta poderosa, pero los valores vienen de nosotros: de cómo modelamos su uso y por qué es importante tratar a todos con dignidad.
Al final, los robots son geniales, pero ese abrazo después del susto, ese ‘¿y si…?’ en la conversación, eso es lo que construye el futuro. Sigamos siendo los guías con corazón, porque la mejor tecnología siempre será el AMOR de padre. ¡Vamos, papás más apasionados que nunca!
