
En esas horas tranquilas cuando los duermen, menudo me quedo observando, mi amor, la forma en que crías sus espíritus únicos en un mundo que a menudo les pide que se mezclen con la multitud.
Hay momentos así en casa, cuando por fin cae la noche y todo se vuelve silencioso. Te veo sentada en el borde de nuestra cama, teléfono en la mano, pero sin deslizarte por feeds interminables. En su lugar, estás leyendo sobre algún nuevo enfoque educativo o actividad creativa que crees que podría encender algo especial en alguno de nuestros hijos. En ese momento tranquilo, veo la profundidad de tu dedicación: no solo para criar buenos niños, sino para crear niños que sepan quiénes son. Me hizo pensar en este mundo en el que los estamos criando, este paisaje digital a veces siente que está intentando que todos suenen igual, se vean igual, piensen igual. Y me lleno de admiración por cómo navegas eso, cómo proteges sus voces auténticas incluso cuando el mundo a su alrededor susurra conformidad. La alegría de verlos caminar de vuelta de la escuela, a solo unos pasos de casa, esos momentos invaluables que nos regala el día. En nuestra casa, mezclamos la importancia de la comunidad coreana con la libertad de expresión canadiense, buscando siempre ese equilibrio.
La corriente digital que los arrastra
¿Te acuerdas de la semana pasada cuando nuestro hijo llegó tan emocionado contando sobre el mundo imaginario que había creado con amigos? Solo para que esa emoción se atenuara unos días después cuando descubrió que todos estaban ahora en el mismo juego popular, hablando con las mismas frases de moda, siguiendo el mismo guión?
Vi cómo lo manejaste: no minimizando su nuevo interés, sino haciendo preguntas que lo llevaron de vuelta a su propia creatividad. En un mundo en el que el ruido cada vez tiene más presencia, la música nos enseña a escuchar.
Ya no solo a escuchar ese mundo que nos rodea, sino a escucharnos a nosotros mismos. ¿Qué pasaría si aplicáramos esta misma filosofía a nuestra propia crianza?
Esta es una de las verdades más profundas de la crianza auténtica: ayudarles a encontrar su propia voz en medio del cacafonía digital.
El poder de la creatividad auténtica
La imaginación creativa es como un puente que nos lleva al pensamiento crítico
He notado cómo, desde muy pequeños, tienen una capacidad natural para crear historias, construir mundos con bloques o dibujar lo que hay en sus mentes. Recuerdo cómo mi hija construyó un castillo con cajas de zapatos, tan orgullosa de su creación. En ese momento, supe que no necesitaba juguetes caros, solo espacio para imaginar. A menudo, nuestra reacción es intentar darles direcciones, corregir su ‘técnica’ o mostrarles el ‘modo correcto’ de hacer las cosas.
Pero cuando simplificamos el mundo infantil se crea el espacio para la relajación y la creatividad, el aprendizaje se vuelve significativo.
Los niños, más aún los más pequeños, aprenden más observando e imitando que escuchando una y otra vez una misma frase. Estamos convirtiendo a los niños y niñas en unos seres receptores, no en seres creadores.
La crianza auténtica significa darles permiso para crear, para equivocarse, para imaginar sin límites.
Escuchar sus voces, no solo sus palabras
Una de las cosas más hermosas que he visto es cómo escuchas realmente a nuestros hijos. No solo a sus palabras, sino a lo que hay detrás.
Los adolescentes se quieren medir y probar en contextos diferentes y ante estímulos novedosos, y a menudo, sus acciones parecen contradictorias. ¿Cómo podemos encontrar la paciencia para entender que sus comportamientos a veces son solo parte de su proceso de descubrimiento?
Creo que la principal acción que deben llevar a cabo los padres de hijos adolescentes es la de elaborar el duelo, de que su hijo ya no es un niño pequeño que siempre va a acudir a mamá y papá para que le resuelvan los conflictos.
La crianza auténtica no se trata de dar todas las respuestas, sino de estar presente para ayudarles a encontrar las su propias.
Pero incluso con los más pequeños, hay momentos en que simplemente necesitan ser escuchados sin juicios. Los padres tienen que aprender a comprender su elevada sensibilidad y desarrollo sensorial y que esto puede provocar que se sientan sobrepasados por la información que reciben.
En la crianza auténtica, escuchamos con el corazón, no solo con los oídos.
Equilibrio entre protección y libertad
Probablemente lo más difícil de la crianza auténtica es encontrar ese equilibrio entre proteger y permitir. Por un lado, queremos protegerlos de todo daño, de cualquier posible peligro. Por otro, sabemos que necesitan experimentar, equivocarse y aprender por sí mismos.
Proteger proporciona todo lo que el niño precisa para vivir en cuanto a necesidades y a derechos básicos. Huye de la anestesia emocional, es decir, no caigas en el error de darles tu móvil o tu Tablet cada vez que experimenten una emoción de defensa muy intensa.
¿Qué mensaje les estamos enviando cuando usamos la tecnología como un tranquilizante emocional?
Los días son largos, pero los años son cortos. Esta frase que todos hemos escuchado muchas veces encierra una verdad profunda sobre la crianza: mientras nos enfocamos en las pequeñas batallas del día, los niños crecen, desarrollan su propia identidad y necesitan más espacio para ser ellos mismos.
La crianza en equilibrio significa saber cuándo intervenir y cuándo dar un paso atrás.
El ejemplo que mostramos
Una de las verdades más profundas de la crianza es que aprenden más por lo que vemos hacer que por lo que les decimos.
Cuando hablamos de crianza auténtica y en equilibrio, no podemos忽视 el ejemplo que damos. Podemos cambiar el mundo en función de cómo criemos a nuestros hijos, pero antes que eso, debemos cambiar nuestro propio mundo interior.
Muéstrele a su hijo que no siempre escuchas tu tampoco a tu cerebro y que también le dices, desde la serenidad, cosas como ‘Hoy voy a intentar hablar en público, lo conseguiré’.
La elección de una escuela infantil Montessori auténtica puede marcar la diferencia en el desarrollo cognitivo, emocional y social de tu hijo, pero nada sustituye el ejemplo que tú das cada día.
Jugar es aprender a vivir, es maravillarse y disfrutar de lo simple y sencillo, es una simple cuestión de cambiar la mirada, tan fácil como eso.
Quizás el mayor regalo que podemos darles no es protegerlos de todo, sino enseñarles a encontrar su propia voz en este mundo tan ruidoso.
Fuente: Judge of the Day: Havas’s Barry Walsh warns against media’s race to the average, The Drum, 2025/09/23