El Agotamiento que Solo Nosotros Vemos: Una Mirada Íntima al Desgaste Parental

A veces, cuando te sientas después de la ducha, me pregunto si es porque ya no ves más allá del cansancio. Cuidar, sostener, dar ejemplo y ser… todo eso se hace tan agotador, ¿verdad? ¿Te ha pasado? En casa, como en tantos hogares, sentimos lo mismo.

Queremos, y a veces sentimos, que no hay fuerza para hacer más. Pero, ¿cómo es posible crear un mundo para nuestros hijos si no estamos llenos de energía? La respuesta a menudo es la más difícil: el autocuidado no se debe quedar en segundo plano.

Pero este desgaste no tiene por qué ser una carga solitaria. Imaginemos que nos colocamos en el lugar del otro. Es difícil, porque la mayoría de las veces estamos en distintos roles. Observo cómo te has vuelto experta en intercambiar responsabilidades, pero también en cómo ese trabajo se ha vuelto un peso en tus hombros.

Aceptar que \»priorizar el descanso es necesario\» no es una frase. Es un proceso que, cuando estamos en piloto, parecemos olvidar.

Hablamos de resistir, pero ¿qué pasa cuando pensamos en el futuro? En ser padre, en ser madre, se vive en el futuro. Y en ese futuro, es difícil que exista el momento para el autocuidado.

¿Qué pasaría si diseñamos, juntos, un plan? ¿Cómo sería si el tiempo que nos robamos, aunque sea 15 minutos, se convierta en la base de la fuerza que nos hace falta?

En esos momentos en que la rutina nos hace querer dormir, ahí está la verdad.

La vitalidad se mantiene en el día a día, cuando nos acercamos con paciencia.

Como pareja, nos apoyamos sin palabras. ¿Qué es lo que nos conecta? La capacidad de ver en el otro esa necesidad de ser reconocido.

Esa luz que nos conecta, esa capacidad de vernos… es lo que convierte el agotamiento en fuerza compartida. Juntos, podemos.