
Esa tarde, cuando salimos a dar un paseo con los niños después de la escuela, la pequeña soltó esa pregunta: ‘¿Papá, cómo sabe la computadora lo que quiero decir?’. Fue en ese momento, mientras caminábamos oliendo el pan recién horneado de la panadería del barrio, que me di cuenta. Esa misma que usas cuando descubres la oportunidad perfecta para enseñarles algo, sin que se note que estás enseñando. Ahí, rodeados de olores a pan recién horneado, entendí que la verdadera conversación sobre la IA no empezaría con manuales técnicos, sino con nuestros gestos diarios de padres curiosos y presentes.
¿Aliado o intruso digital?
¿Recuerdas aquellas primeras veces que nos sentíamos abrumados por las nuevas tecnologías? El teléfono móvil que parecía un rompecabezas o la forma en que se bloqueaba el ordenador cada vez que alguien miraba. Con los años, aprendimos que la clave para entenderlos no era dominar, sino compartir la experiencia.
Ahora, con la IA pasa lo mismo. Los niños preguntan por qué la aplicación de dibujo sugiere colores mágicos o cómo les recomienda exactamente lo que les gusta ver. Mejor que prohibir o explicar algoritmos, ¿qué tal si empezamos diciendo? ‘Veamos juntos cómo funciona’.
Tres momentos para enseñarles a cuestionar lo que aprenden de la IA
1. Cuando la pregunta surge de la nada: ¿Por qué ChatGPT no sabe lo que pienso?. En lugar de responder, ¡Es que me encanta cuando preguntan eso! ¿Y si lo descubrimos juntos? ‘¿Tú cómo crees que funciona?’. Mientras vamos preparando la merienda, convertimos su curiosidad en una conversación que nos incluye, padres y madres.
2. Cuando la tecnología se vuelve imprescindible en sus tareas: ¿Por qué no puedo usar la IA para hacer la tarea?. Ahí entra tu mirada sabia: ‘Primero la parte que tú te inventas, y luego la IA ayuda a pulirla’.
3. Cuando el asistente virtual parece más paciente. En ese momento, cuando nos sentimos vulnerables, abrazo y respuesta: ‘Porque nos importan tus sentimientos, no queremos dejarte conversando solo con una máquina’. Difícil, pero necesario.
La magia que une IA y juegos tradicionales
He notado cómo haces la conexión entre lo digital y lo que nos toca — es como cuando mezclamos el kimchi con el maple syrup: cosas diferentes que juntas saben mejor. La misma creatividad que usa para crear historias con IA aplicada a la hora de inventar cuentos a la hora de dormir.
Y también al revés: cuando vuelven del parque llenos de ideas, tú les ayudas a usar herramientas digitales para darles vida. Y cada vez más, veo que la IA se vuelve especial cuando nos juntamos alrededor de la mesa.
El punto de equilibrio siempre está en las manos
Vamos a apagar durante un tiempo, y ver qué se nos ocurre
El mismo modo en que nos enseñaste, en esos momentos de tensión tecnológica, a decir: ‘Vamos a apagar durante un tiempo, y ver qué se nos ocurre’.
Lo que nos hace mejores padres no es la IA que domina, sino cómo nos aprovechamos de ella, con amor, y con la mano que nos guía hacia el equilibro, corazón a corazón. Esa mirada de complicidad que compartimos, esa es nuestra verdadera inteligencia artificial.
Source: BigBear.ai and Serve Robotics, Yahoo Finance, 2025-09-23