Jardines bajo la lluvia digital: La crianza que resiste en silencio

Madre revisando celular de noche mientras niño duerme

La luz azul del celular ilumina tu rostro cuando los niños ya duermen. ¿No es curioso? Hacemos ese esfuerzo nocturno por leer el último artículo sobre educación digital, mientras buscamos equilibrar lo que amamos y lo que tememos de la tecnología. Te recuerdo con esa mezcla de humor y preocupación tan propia de la maternidad: «¿Será más difícil proteger a los niños de las redes sociales o de los anuncios que los persiguen como caricaturas?».

Cuando los algoritmos quieren robarnos la infancia

Bueno, hay que verlo, ¿verdad? En medio de la semana, cuando ya estamos en modo automático después de la jornada, te encuentras peleando con el algoritmo de YouTube. No es en broma cuando decimos que luchamos por rescatar al niño que inventaba mundos, no al que repite coreografías virales. Pero lo que nadie ve en la foto de la familia perfecta es esa nuestra mirada que mira más allá: la que reconoce, bajo el agotamiento, la verdadera perla.

No es el videojuego lo que nos preocupa. Es ese silencio creativo que se pierde cuando olvidamos cómo aburrirnos de verdad. Esa habilidad de convertir la nada en una revolución de plastilina y sueños.

Magia en las desconexiones forzadas

¿Recuerdas aquel apagón?

Esos 20 minutos en que el wifi se convirtió en nuestra mejor enemiga. Y los niños, quejándose de ‘no sé qué hacer’ al principio, terminaron creando el mejor juego de sombras de linterna.

Fue ese momento en que la oscuridad nos enseñó que la tecnología no es la luz, sino el reflejo de la luz que nos conectamos, escucho nuestra voz al improvisar algo tan grande como un día de exploradores en la cocina. ¿No es lo esencial?

En los fines de semana, cuando inventas esas rutas hacia el Parque de la Reserva, o la cocina con brújula, en realidad, estás abriendo mundos, poco a poco, pero constante.

Cocina nuestra conversación mejor

En la vida cotidiana, hay algo que se confirma: nuestros hijos no entienden de aplicaciones educativas sin entender la conversación.

Esos 10 minutos donde te das permiso, aún con la agenda del trabajo, para preguntarles cómo se imaginan su día perfecto. Y ese momento de risa, cuando la respuesta es: «Un día en que no se caiga el wifi. ¡Pero no pasa!«

Es ahí, entre la tarea y el microondas, que se construye el verdadero escudo. Los niños pueden notar, en la mirada de los padres, la lucha por estar presentes en esta era digital. Y aunque no se cumpla, eso que los niños perciben es el valor de la familia.

La resiliencia que crece en el jardín

«Hemos logrado, al menos, mirar las estrellas—aunque sean las estrellas de la ciudad. Las que tenemos.»

No es fácil, no. Pero es como un jardín digital que florece incluso en la lluvia artificial. La semana pasada, al recibir los resultados de una encuesta escolar que muestra cómo los niños manejan su estrés «hablando con los padres mientras caminamos por el Parque de la Reserva«, entendí que cada momento compartido en ese jardín es una semilla de conexión. En realidad, nuestra casa es un huerto bajo las estrellas de la ciudad: donde confluyen lo real y lo digital, y lo único que crece es el amor.

Y así, sin pausar la danza, continuamos regando con paciencia y complicidad.

Fuente: M’sian education system a work in progress, The Star, 2025/09/27

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