
Había una vez que las luces infantiles se apagaban y el silencio ocupaba la casa. En ese momento, cuando las llaves descansan sobre la mesa y nos miramos como padres, surge una pregunta: ¿Cómo realmente construimos los valores en nuestro hogar? No se trata de grandes discursos, sino de esos pequeños detalles que tejen nuestra confianza día a día.
La paciencia que construye raíces sólidas
Hay una verdad que me enseñaste sin querer: cuando el niño pregunta por qué, no debemos responder con la prisa de un día con agenda, sino con la generosidad de quien ha comprendido.
¿Recuerdas aquella tarde cuando, con el aroma del café aún en el aire, nos sentamos, amor, y abrimos juntos las facturas? ‘Aquí, aquí y aquí está todo’, dijiste, mientras los pequeños ojos seguían tus dedos con curiosidad.
En ese gesto, que no parece más que una tarea doméstica, descubrí cómo tu verdadera vocación consiste en hacer de la confianza, un hábito tan natural como respirar.
Y de esas conversaciones cotidianas, surgen preguntas que abren mundos nuevos…
¿Y si las preguntas fueran puertas?
¿Qué harías si un día los niños preguntaran sobre el gobierno? Te sorprendí una vez, buscando portales de datos abiertas con la misma dedicación que preparar su almuerzo.
¿Adivinas qué? Pues resulta que los niños, entonces, aprendieron que la ciudad se construye como nosotros mismos intentamos, con nuestras manos pequeñas.
Nuestras revoluciones: Amor, galletas desmigajadas y hechos
Encuentro en el armario, a veces, tu cuaderno de participación ciudadana. ¿Sabes, amor? En esas páginas garabateadas con datos de organización comunitaria, descubro cómo tu verdadera vocación no es una gran teoría, sino la práctica diaria. Es como ese kimchi que preparábamos juntos, fermentando lentamente la confianza.
La sinceridad que les mostramos a nuestros hijos es la misma que nuestras madres nos enseñaron: la manera de sostener una mirada incluso cuando no hay palabras.
El mañana que crece en las mañanas
¿Sabes lo que más temía? Que los niños algún día vieran los valores ciudadanos como un tema de escuela, no de vida.
Pero hoy, cuando los veo bajo la mesa jugar a ‘ser el gobierno’ con las galletas divididas, entendí, finalmente, que ese mañana lo estamos construyendo, aunque no seamos conscientes.
La verdadera herencia no es la respuesta que esperábamos, sino la forma cómo nos convocamos a la conversación en el día a día.
Fuente: Open Knowledge Foundation Priorities for the 2025 OGP, Blog Okfn, 2025-09-29