
En las noches silenciosas después de apagar la última pantalla, mientras miro la superficie oscura del televisor, veo nuestro reflejo desdibujado. ¿Cómo nos hemos convertido, casi sin darnos cuenta, en esa generación que debe explicar a los hijos el equilibrio digital que nunca nos enseñaron a nosotros?
Cuando la tecnología entró sin llamar a la puerta
Recuerdo aquella tarde cuando te vi cambiar el pañal con una mano mientras sostenía el auricular con la otra. Los ojos de nuestro hijo saltando entre tu pantalla y el juguete que intentaba ofrecerle. ¿Cuándo se convirtió esa tecnología sofisticada en una niña más de la casa? No es una invasión, es una convicencia que aprendemos día a día.
Y en ese gesto de masajear tu propia nuca después de tanta reunión virtual, percibo la pregunta compartida: ¿cómo protegemos su inocencia en esta era donde las pantallas son ventanas y muros al mismo tiempo?
La vida que no se puede ver en alta definición
Hay una escena que se repite cada mañana: en medio de la prisa por preparar el desayuno, mientras nuestro hijo deja la cuchara para tocar la tablet. ‘¿Por qué ya no me habla tanto como antes, papá?‘. La pregunta queda suspendida junto al vapor de la leche.
Entonces, ¿cómo explicamos que la tecnología no es la que nos da calor, sino la herramienta para compartir tiempo juntos? Somos chatos, los primeros en cartografiar este territorio desconocido.
Nuestras manos como el mejor mapa
En las noches cuando te encuentro dormida sobre el teclado […] recuerdo nuestra verdadera función: la primera generación que debe enseñar a distinguir entre lo digital y lo humano.
El aprendizaje automático que sentimos, que no se puede medir en gigabytes, está en el abrazo matutino o en el sonido de su primera risa. En esos momentos sagrados de la cena, cuando dejamos los dispositivos en el cajón para contar historias de nuestra aventura, veo en tus ojos la llave del futuro.
El futuro que recordarán
Estoy convencido que dentro de unos años, cuando nuestros hijos ya sean adultos, no traerán a la memoria números de modelo ni pantallas. Atesorarán la luz de nosotras dos enseñando, con la luna de fondo, que la tecnología no puede alimentarnos, cuidarnos, ni sustituir lo que nos hace humanos.
Esta es nuestra misión: demostrar que la tecnología sólo es una herramienta, jamás el corazón. Esa vibración que les da vida, que les da la vida, que da la vida que somos nosotros.
Fuente: Meta’s Zuckerberg warns of potential AI bubble but favors heavy investment in US tech sector, Digitimes, 2025-09-29