Verdadero Aprendizaje en la Paternidad

Familia paseando en parque disfrutando aprendizaje

En ese momento tranquilo después de dejar a mi niña en la escuela – apenas cruzamos la acera juntos, esos minutos que siempre parecen durar más cuando caminas agarrado de la mano – mi pequeña, en esa etapa donde las preguntas brotan como burbujas en el agua caliente, me lanzó una que me dejó sin aliento: ‘Papá, ¿cómo seré cuando sea grande?’. Justo ayer vi un artículo sobre empresas que aprenden juntas, y fue como un flash de inspiración para nuestro dilema familiar: ¿cómo ayudamos a nuestra niña a crecer con curiosidad? ¡Amigo, ese instante encapsula el aprendizaje verdadero.

¡Paso a paso hacia un aprendizaje lleno de chispa familiar!

Niños jugando entre árboles grandes aprendiendo con curiosidad

¿Te ha pasado? Ves esas noticias de empresas que prometen ‘transformar el futuro del trabajo’ y de pronto sientes dos cosas: una chispa de admiración y un escalofrío al pensar cómo explicárselo a nuestra niña. En nuestro barrio, donde los niños corretean entre árboles frondosos mientras jugamos al escondite, el mundo laboral parece lejano. Pero hoy entiendo algo profundo: esas grandes empresas no triunfan por apretar tuercas, sino por cultivar un ecosistema de aprendizaje verdadero y humano. ¡Exactamente así debe ser en casa!

Recuerdo cuando mi niña, después de darle un mordisco a un tteok coreano y un trozo de pan frito canadiense, usó su plastilina para crear un ‘robot-profesor’. En vez de corregirla, pusimos música y convertimos el salón en un colegio imaginario. Al final, aprendimos más nosotros sobre paciencia que ella sobre circuitos. El secreto no está en anticipar cada giro del camino, sino en caminar juntos con los ojos abiertos. Como dice el refrán que mi suegra siempre susurra al preparar el caldo: ‘La olla no se llena con un solo cucharón, sino con gota a gota’. Fue un verdadero aprendizaje.

¿Cómo es nuestra aventura de aprendizaje verdadero junto a los hijos?

Familia observando aves en patio con tablet

¡Imagina! Estábamos desayunando con churros recién hechos cuando mi pequeña señaló mi tablet: ‘Papá, esa máquina también aprende, ¿verdad?’. Ahí nació nuestro juego favorito: cada tarde exploramos una ‘herramienta mágica’ (así llamamos a apps educativas de verdadero aprendizaje). Pero nunca es una lección formal. Ayer usamos una app para identificar las aves que cantan en nuestro patio trasero, y ¡sorpresa! Descubrimos que los gorriones tienen dialectos como nosotros. Ella dibujó un pájaro azul cantando flamenco, y yo reí hasta llorar. Fue nuestra ‘formación escalonada y auténtica’, pero con risas y migas de pan.

Acá está el milagro: al bajar la guardia de ‘tener que enseñar’, descubrí que ella me enseña diariamente. Cuando mezcla mi café con leche con salsa de soja ‘para probar sabores de todas las culturas’, no es caos: es innovación pura. En esas mañanas nubladas donde el tiempo parece susurrar, entiendo que nuestra misión no es forjar superhéroes, sino acompañar su brújula interior. Como padres, somos menos instructores y más compañeros de viaje en su exploración.

¿Cómo lograr equilibrio y aprendizaje verdadero más allá de las pantallas?

Niña con tablet construyendo historia animada de abuelo cocinando

Vale, confieso: al principio temí que la tecnología nos robara esos momentos de juego en el parque. Pero ¿sabes qué? Ahora veo las pantallas como nuestro mapa del tesoro compartido. Cuando mi niña usa apps para crear historias animadas sobre su abuelo cocinando kimchi, no es ‘tiempo de pantalla’ – es puente de aprendizaje verdadero entre generaciones. Limitamos el uso, claro, pero siempre con un acuerdo creativo: ’30 minutos aquí, luego construimos un fuerte con cajas en el jardín’. ¡Y funciona!

La clave está en democratizar el acceso. Traducido a casa: nada de ‘eso es para mayores’. Si ella ve que investigo vuelos para nuestras vacaciones, le muestro cómo comparar opciones. ‘Mira, cariño – le digo – esto es como elegir entre construir una casa de muñecas o un castillo de legos: ambas son aventuras válidas’. Así, la inteligencia artificial no asusta; se convierte en nuestro copiloto en familia, ese compañero que nos ayuda a planear excursiones al río o a entender por qué el cielo se pone rosa al atardecer.

¿Por qué la magia del aprendizaje verdadero está en el viaje, no en la meta?

Familia en picnic bajo árbol dibujando futuro

¡Bendita sea la inocencia infantil! Ayer, al recoger sus dibujos esparcidos por el suelo, encontré uno titulado ‘Mi futuro’. No había robots ni diplomas: era una familia sentada en picnic bajo un árbol, comiendo sandía. Ese papel arrugado me dio más claridad que cualquier informe corporativo. Nuestras hijas no necesitan currículos perfectos; necesitan confianza para tropezar, manos que las ayuden a levantarse, y la certeza de que su valor no depende de lo que ‘logren’.

Y si algo aprendí es que, aunque el viento sople fuerte, juntos siempre encontramos la manera de bailar bajo la lluvia.

Porque al final, la verdadera preparación para el futuro no es acumular conocimientos, sino cultivar corazones capaces de amar, mentes dispuestas a aprender, y espíritus que brillan incluso en días nublados.

Como dice mi madre con su sabiduría coreana: ‘El árbol fuerte crece doblado por el viento, nunca roto’.

Source: PwC India recognized as Global Runner-up and APAC Winner at Coursera’s 2025 Outstanding Achievement Awards, Coursera, 2025/09/22 11:58:10

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