La Curiosidad, No el Hype, Es el Corazón de la IA: Lecciones para Padres

Niña curiosa explorando naturaleza con expresión de asombro

En medio del alboroto por modelos cada vez más humanos, Aravind Srinivas, CEO de Perplexity, nos regala una claridad refrescante. No es la perfección técnica lo que transformará nuestra relación con la IA, sino su capacidad de despertar ‘¿y si…?’. Como padres que vemos a nuestros pequeños descubrir el mundo con ojos brillantes, esto resuena profundamente. Imagina herramientas que no den respuestas cerradas, sino que inviten a explorar como un paseo dominical por senderos nuevos. ¿Y si la tecnología, en lugar de acelerar su infancia, les devolviera el tiempo para preguntar sin prisa?

¿Cómo puede la IA fomentar la curiosidad en lugar de terminarla?

Asistente de IA mostrando preguntas abiertas en pantalla

Él lo expresa con sencillez: ‘La curiosidad no se apaga con una respuesta’. Perplexity demuestra esto al citar fuentes y sugerir preguntas continuas, rompiendo con asistentes que antaño nos dejaban con ojos vacíos tras un ‘ok Google’. Recuerda cuando tu hijo preguntó ‘¿por qué el mar es salado?’ y esa sola duda desencadenó una tarde dibujando corrientes o probando agua con una gota de sal. Así debe ser la IA: un compañero que extiende el camino del descubrimiento, no un final prematuro. Estudios del MIT confirman que los sistemas curiosos navegan mejor los escenarios complejos, igual que los niños que aprenden probando, cayendo y volviendo a intentar sin recibir elogios constantes. En este baile de preguntas, la verdadera magia no es qué responde la máquina, sino cómo invita a seguir pensando. La curiosidad infantil es un regalo que la IA bien utilizada puede potenciar.

¿Por qué es crucial dar tiempo para preguntar en la era digital?

Familia compartiendo merienda al aire libre con conversación animada

Hoy, con un cielo despejado que pide a gritos salir afuera, reflexiono: ¿no es irónico que en una era de información infinita, nuestros hijos tengan menos espacio para cuestionar? La obsesión por la velocidad (¡’busca rápido!’, ‘responde ya!’) ahoga el asombro que nace al contemplar una nube con forma de dragón mientras merendamos al aire libre. La curiosidad genuina, como la que describe el estudio sobre motivación intrínseca en IA, no florece bajo presión. Esos momentos aparentemente ‘perdidos’—observar hormigas construyendo túneles o discutir por qué el helado se derrite más rápido en verano—son el abono donde crecen mentes resilientes. Cuando desconectamos las pantallas para explorar juntos un parque, no renunciamos a la tecnología: cultivamos el antídoto contra la saturación digital. ¿La próxima vez que pregunten ‘¿para qué sirven las estrellas?’, resistamos la tentación de buscar en Google? Quizá una mirada al firmamento tras la cena revele más que mil resultados. La educación infantil necesita más espacios para la curiosidad auténtica.

¿Cómo convertir la tecnología en puente para el aprendizaje familiar?

Padre e hijo usando tableta para planificar acampada en jardín

La genialidad de su enfoque está en entender que la IA debe ayudarnos a ‘razonar sobre datos, no ahogarnos en ellos’, como destacó en INBOUND 2025. Aplicado a casa: si tu hijo investiga volcanes, en vez de asignarle una app, hazle estas preguntas: ‘¿Crees que este sitio es confiable? ¿Qué harías para verificarlo?’. Así transformamos la búsqueda escolar en una aventura de pensamiento crítico. TechTarget señala que los sistemas curiosos destacan en entornos con poca retroalimentación, igual que los niños que resuelven problemas sin recibir elogios tras cada intento. Recuerda aquel juego donde adivinábamos sabores con los ojos cerrados durante la merienda: hoy, una herramienta bien diseñada podría amplificar esa exploración, sugiriendo recetas de cocina mundial para probar ingredientes nuevos. La clave está en mantener el equilibrio: que lo digital extienda lo tangible, no lo reemplace. ¿Por qué no usar una app de estrellas para planear una noche de acampar en el jardín este fin de semana? La tecnología como puente para la curiosidad familiar.

¿Cómo construir futuros con preguntas en lugar de respuestas?

Niña creando arcoíris con manguera en el jardín bajo luz solar

Al final, el legado de la IA no se medirá por cuánto imita a los humanos, sino por cómo potencia lo más humano en nosotros: la capacidad de asombrarnos. Srinivas lo resume con esperanza: queremos una generación que no tema preguntar, incluso frente a lo desconocido. Piensa en cómo compartes tu propio asombro—al descubrir un nuevo sendero en el parque o al mezclar especias en la cocina—sin fingir saberlo todo. Ese gesto les enseña que la duda es valiente, no débil. Estudios muestran que la curiosidad impulsa a ‘superar el sobreajuste y generalizar mejor’ (¡conceptos que aplicamos sin nombrar al dejarles resolver conflictos solos!). Como padres, nuestra tarea no es controlar cada clic, sino nutrir su brújula interior. La próxima vez que pregunten ‘¿por qué el arcoíris tiene colores?’, en lugar de explicar, invítalos a crear uno con una manguera. En ese haz de luz y agua, descubrirán más que en cualquier tutorial. La verdadera inteligencia artificial, como la paternidad, brilla cuando nos recuerda que el viaje importa más que el destino. La curiosidad infantil es la semilla del futuro.

Fuente: Perplexity CEO Says Curiosity, Not Hype, Will Shape AI’s Future, Forbes, 2025/09/05

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