
Cuando los niños usan IA para hacer la tarea por primera vez, muchos padres sentimos un nudo en la garganta. ¿_Es esto correcto? ¿Estamos apoyando su aprendizaje… o frenando su crecimiento?_
En medio de la confusión, lo que más necesitamos es calma, curiosidad y sobre todo, presencia. Porque aunque estemos en un mundo digital, **lo que educa de verdad no son los algoritmos…** sino en cómo nos conectamos como humanos.
La pregunta que todos nos hacemos: ¿IA o no IA?

¿Deberían los niños usar IA para hacer deberes? Muchos padres aún no sabemos cómo responder. Sí es cierto que es una herramienta poderosa, pero ¿hasta qué punto la confiamos? Imagina esta escena: un niño teclea una pregunta en un chat, y en segundos tiene la respuesta. ¿Qué le está enseñando esto? **No se trata de prohibir, sino de entender cómo usarla sabiamente.** Como cuando invitamos a un experto a una clase: el objetivo no es que copie todo, sino que aprenda a filtrar lo que es útil.
La IA está en todas partes… ¿_y si ya ni saben pensar por sí mismos?_ Esta es una de nuestras mayores preocupaciones. Pero también es una oportunidad: enseñarles a cuestionar, a verificar información, a no creer ciegamente. Porque **la confianza en la máquina no debe sustituir a la confianza en sí mismos.** Cuando observamos sus ojos brillar por descubrir algo propio, recordamos que la verdadera magia está en el esfuerzo, no en la rapidez.
Cuando la tecnología se convierte en confidente

¿Os ha pasado? Los consejos de ChatGPT a veces parecen más fiables que los nuestros… ¿es eso posible? Algunos niños prefieren hablar con un chat que con nosotros. ¿Os pasa? Este es un momento importante: una máquina que no juzga, responde rápido y ofrece soluciones inmediatas. Pero ¿dónde queda entonces esa conexión de verdad? Recuerda: incluso en la era digital, **el corazón de la crianza sigue siendo humana.**
Cuando la IA ya no es solo una herramienta, sino un aliado emocional, debemos actuar con delicadeza. Invita a tu hijo a comparar respuestas: «¿Qué diría la máquina? ¿Y qué diría nuestra familia?». No se trata de prohibir, sino de construir puentes. Porque **lo más valioso no está en la respuesta perfecta, sino en el diálogo que se crea alrededor de ella.** ¿Sabías que una de cada cuatro chicas de 17 a 21 años recurre a la IA como confidente?
Necesitamos estar allí para sostenerles, no para reemplazarnos.
La lección que la IA no enseña

La IA resuelve problemas… pero ¿_quién le enseña a equivocarse y aprender?_ Este es el corazón de la cuestión. La frustración de intentar algo y fallar, de probar y caer, es parte invisible del crecimiento. Si una máquina siempre soluciona todo, ¿_dónde queda el esfuerzo? ¿Dónde queda la resiliencia que forja su carácter?_
Mi consejo: cuando usen IA, únanse a la investigación. «Vamos a revisar juntos esta respuesta, ¿estás de acuerdo?». Porque la verdadera educación no es tener todas las respuestas, sino aprender a cuestionar. Enfriar la comodidad de la IA con el calor de la curiosidad humana es clave. **Un error no es un fracaso, sino el primer paso hacia la sabiduría. Y eso, solo los humanos lo sabemos enseñar.**
Juntos, no solos: reconectar en el mundo digital

Quiero que sepa usarla bien, pero sin que pierda su esencia… ¿cómo? La clave es practicar juntos. Propón que revisen la respuesta de la IA, que verifiquen fuentes, que dialoguen sobre lo que aprendieron. Comparte con ellos esos momentos de «exploración»: «Vamos a investigar esto juntos». ¿Por qué? Porque **en la conexión con nosotros, no en la soledad frente a la pantalla, encontrarán la verdadera guía.**
Siento que la IA está educando a mis hijos más que yo en algunos temas… ¿_y si al final, somos nosotros quienes necesitamos aprender de ellos?_ La tecnología avanza, pero **la presencia de un padre, esa mirada de apoyo, es la herramienta más poderosa que existe.** Porque ¿quién educará a los educadores? Somos nosotros, con amor y paciencia, mientras la tecnología solo es un suave acompañamiento en el camino. Porque al final, la clave está aquí (señalar al corazón) antes que aquí (señalar al móvil). ¿No creéis?
