
Te vi ayer, mientras terminabas de ordenar la cocina. La luz del teléfono iluminando tu rostro mientras calculabas el tiempo exacto: del colegio a la actividad extraescolar, del pediatra al súper antes de la hora punta. Ese mismo gesto que tienes al planificar nuestros cumpleaños familiares, donde todos recuerdan sentirse acogidos. ¿Sabes? ¿Te ha pasado? ¡Esos momentos donde sentís que el mundo pesa un poco más, pero sabés que no estás sola en esto! y la comunidad de crianza se convierte en nuestro refugio silencioso.
«La fuerza que sostiene nuestra vida está en esos pequeños detalles invisibles»
Y hablando de eso…
¿Cuándo fue la última vez que te preguntaron cómo te sentías?
Lo veo en cómo te preparas los martes para la reunión de la comunidad. Ese cuaderno sencillo donde anotás las ideas que compartes con la comunidad. No es un ritual, sino una red de apoyo. La manera en que escuchas sus historias mientras tejen la tuya propia.
Y hablando de ese equilibrio…
El Equilibrio que no es Perfecto
Hay un momento en que la crianza positiva se siente como un hilo invisible. ¿Lo has notado? esa presión de que todo esté perfecto: la ropa limpia, las actividades organizadas, la comida equilibrada. Te vi ayer, cuando casi te saltas la reunión de la comunidad. Ese suspiro al pensar en ese ratito para vos que terminabas posponiendo, otra vez.
«La verdadera fuerza no está en la perfección, sino en cómo nos sostenemos»
Y hablando de esos momentos en silencio…
El Silencio que Compartimos, aunque no nos Escuchemos
¿Te has sentido así, alguna vez? Cuando la palabra sobra, y el solo estar juntos explica. Esos breves, pero profundos, momentos en el parque donde las conversaciones, aunque sean cortas, son el refugio que necesitamos, en silencio.