
¿Recuerdas la última vez que un dibujo infantil te sorprendió? Aquel dinosaurio verde con alas de mariposa, ese castillo hecho de espaguetis… En nuestra casa hay un momento que se repite cada tarde: al recoger los crayones, siempre encontramos alguna creación inesperada. ‘¿Lo hizo un robot?’ preguntó nuestro pequeño al ver una ilustración digital, y ahí nos dimos cuenta. La verdadera magia no está en quién crea, sino en conservar esa chispa que hace susurrar a los niños: ‘¿Y si lo intento yo?’
Herramientas o Imaginación: El Secreto Está en el Equilibrio
Piénsalo: ¿Qué diferencia el trazo torcido de un pequeño disfrutando con acuarelas de los pinceles perfectos de una IA? Justamente eso que nos hace sonreír. La tecnología avanza, pero el asombro ante un arcoíris dibujado con los dedos sigue siendo igual. Cuando ven esos mundos digitales, prueba a preguntar: ‘¿Qué cambiarías tú aquí?’ Verás cómo sus ojos brillan al reinventar paisajes perfectos con sus propias imperfecciones mágicas.
Eso sí, todos conocemos esos momentos en que las sugerencias algorítmicas se entusiasman demasiado. ‘¿Realmente necesitamos 50 dragones en el trabajo del colegio?’ ¡qué tiempos los nuestros! – nos reímos entre nosotros. Porque la creatividad también necesita límites, ¿no crees?
De Mirar Pantallas a Crear Mundos
Transformemos el consumo pasivo en aventuras creativas. Al ver esos paisajes generados por IA durante las tareas, ¿por qué no proponer? ‘Imagina qué criaturas vivirían ahí. ¡Dibujémoslas juntos!’ Convertimos así la tecnología en punto de partida para historias únicas que sólo vuestras risas podrían inventar. ¡Imaginen las risas que eso puede causar! Los cartones se convierten en cohetes, las toallas en capas de superhéroes. ¿Sabías que algunos niños crean robots a los seis años usando apps sencillas?
Pero atención: entre drones y hologramas, no olvidemos el barro bajo las uñas. La magia de crear con nuestras manos sigue siendo insustituible. Porque por mucho que avance la tecnología, hay texturas que las pantallas jamás replicarán: esa mezcla mágica de pegamento y purpurina, la sorpresa cuando el azul y amarillo se besan para crear verde…
Educando Creadores Críticos en la Era Digital
Cuando pienso en lo que realmente importa en la educación digital, no se trata de enseñarles a usar máquinas, sino de que se pregunten: ¿cómo puedo hacerlo mejor? ¿Qué me hace únicamente yo?
Ahora la gran pregunta: ¿Cómo enseñar a dudar sanamente de lo que ven? Cuando creen todo lo que dice internet, juguemos al ‘detective de errores’. Busquemos ejemplos absurdos, mostremos cómo una misma IA genera respuestas distintas. Verán que hasta las máquinas se equivocan. ¡Y qué divertido es corregirlas juntos!
¿Prohibir ChatGPT? Quizá no sea la solución… ¿Y si mejor lo usáis para crear poemas disparatados? ‘Escoge tres palabras sin sentido y hagamos que rimen’. Así aprenden que estas herramientas sirven para potenciar, no reemplazar su imaginación. Al final, ese mural en el parque será especial no por sus píxeles perfectos, sino por haberlo recreado en casa con plastilina y sueños de pega.
Hoy mismo, mientras mi pequeña dibujaba un mundo imaginario al lado de una IA generando paisajes, supe: esa chispa es lo que la hará creadora única, no cualquier algoritmo.
Source: New Attraction on Disney’s Main Street Raises Accusations of AI Involvement, Inside the Magic, 2025-09-13