
¿Vieron cómo sus hijos le hablan a la IA como si fuera un viejo amigo?
¡Recuerdo el día que mi pequeña le preguntó a Alexa por qué el cielo era azul! Con los ojos brillantes de asombro, mientras yo por dentro pensaba ‘¿cómo compito con esa información instantánea?’. ¡Qué momento tan increíble y a la vez tan aterrador para un padre! Esos ojos brillan de curiosidad mientras los niños preguntan a Alexa, retan a ChatGPT, o exploran herramientas que hasta hace un año nos parecían ciencia ficción… Y nosotros, padres, disimulamos la sonrisa con un nudo en la garganta. ¿Cómo podemos protegerlos sin robarles esa chispa?
Lo que nos asusta, para ellos es solo natural…
¿Recuerdan el primer día en que sus hijos deslizaron los deditos pidiendo ayuda a los deberes? O la vez que dijeron, sin miedo, ‘¿me puedes ayudar con esto?’, a la pantalla de su tablet. Sentimos lo mismo que con sus primeras bicicletas sin ruedas: el equilibrio entre la libertad y la caída. Pero ¿qué pasaría si en vez de prohibir, aprendemos qué riesgos existen realmente? La psicóloga de Harvard, Devorah Heitner, lo explica así: ‘No es una vigilancia, sino una conversación continua… como cuando aprendimos a cruzar la calle solos por primera vez’.
Las tres señales que nos deberían parar…
¡Oigan! ¿Qué pasa cuando el asistente virtual se convierte en el único confidente del niño que no quiere mostrarnos su tristeza? Pues, ¿cómo detectar cuando la IA distorsiona su autoimagen? Mira, la primera señal llega con la forma de preguntar: ‘Alexa, ¿cómo puedo bajar de peso?’. O sea, cuando los niños buscan respuestas, pero no siempre comparten cómo lo han intentado, ¿qué encontrarán en PepHop, por ejemplo, que les atraiga, pero que no podamos ver? Y la tercera señal es cuando la ansiedad se vuelve más silenciosa, ¿qué se siente al ver que un niño deja de hablar porque el chatbot lo hace más fluido, lleno de palabras… vacías?
¿Cómo no convertirnos en los padres tecnófobos?
¿Qué dirían, en voz alta, si nuestros hijos les preguntaran, ‘¿por qué no me dejas, si tú también usas?’ Pero antes de darles esas respuestas, algo importante debemos considerar: nuestra propia honestidad con ellos. La primera clave es la honestidad. ¿Podemos explicar, sin miedo, que los adultos también tenemos límites? ‘¿Cómo?’, ‘¿Por qué?’… Mira, la segunda, es dejar de lado el ‘control’ de las pantallas, para mirar más allá, ¿cómo se siente después de usar la herramienta? ¿Se sienten más seguros o más dispersos? ¿Y qué podemos hacer si un día, de repente, nos encontramos con que alguna IA, como ChatGPT, les ha hecho una tarea escolar perfecta… pero en segundos? Reconocer, de la mano de los profesores, la diferencia entre crear y aprender.
La conversación que nunca enseñamos, pero debería ser la primera
¿Qué nos detendría de decirles abiertamente, ‘¿querías que me ayudaras a entender cómo funciona esto que tú usas?’. Pues, la idea es simple: ¿no lo hemos intentado con los demás miedos, como cruzar la calle? La primera herramienta y lo más importante es la educación en el criterio, es decir, ¿cómo discernir la información que nos da la IA? Mira, pregúntales ‘¿qué piensas tú de esta respuesta?’, ‘¿qué está mal, o qué está exagerado?’. Y en segundo lugar, la misma que con la vida: establecer límites que no se conviertan en la espada, sino en el faro. ¿Qué tal si la IA se convierte en el tercer invitado, con límites de tiempo?
Lo que nos une a los padres, y casi nadie nos cuenta: el equilibrio…
La crianza en la era digital no cambia lo fundamental: ¡acompañar con todo el corazón, enseñar con nuestro ejemplo y proteger sin encerrarlos!
Como papás con raíces en diferentes culturas, sabemos que el equilibrio siempre ha estado en el centro: la tecnología como herramienta, no como objetivo. ¡Así como mezclamos tradiciones en nuestra mesa, aquí mezclamos sabiduría ancestral con innovación!
¿Recuerdan aquella vez que nos atrevimos a decirles abiertamente que no estábamos seguros, pero que estábamos a su lado? La misma sensación, ¿no es con la que enseñamos, desde la primera caída, cómo levantarse? La misma filosofía, ¿no se aplica, cada vez más actual, con la IA? Sí, como los padres, a veces, no sabemos cómo explicar, pero sí, estamos dispuestos a aprender. La clave está en la misma palabra que compartimos con los maestros, los psicólogos, y los abuelos: el equilibrio … no es la tecnología perfecta, sino la que nos enseñe a vivir con ella, ¿no? ¡Así es, papás y mamás! La crianza en la era digital es pura aventura: acompañar con amor, enseñar con ejemplo y proteger sin encerrar. ¡Vamos con todo en este viaje increíble!
Fuente: Why Innovation In AI Demands Smarter Thinking Around Value Creation, Forbes, 2025/09/23.