
Hoy reflexionaba sobre cómo la tecnología está redibujando los límites de lo que entendemos como aprendizaje y creatividad. Recientemente descubrí la noticia sobre Flynn, la primera inteligencia artificial admitida como estudiante en una escuela de arte de Viena. ¿Una IA asistiendo a clases? ¿Participando en talleres creativos? La mente se expande con las posibilidades y las preguntas que esto suscita.
¿Qué revela Flynn sobre el futuro educativo?

Flynn, ese estudiante no binario desarrollado con herramientas comunes en apps y generadores de imágenes de código abierto, está participando en el programa de Bellas Artes de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Viena. Esto no es solo un avance tecnológico: es un punto de inflexión en cómo concebimos el aprendizaje, la colaboración y la creatividad.
Cuando pienso en mi pequeña de 7 años y su camino educativo, me pregunto: ¿cómo será su experiencia de aprendizaje cuando las IA como Flynn sean parte común del aula? Los expertos señalan que ‘Flynn levanta preguntas sobre la IA mientras también expresa preocupaciones no dichas sobre la autoría, la vigilancia, los límites relacionales y los límites de la confianza pedagógica’. Estas son precisamente las conversaciones que como padres debemos empezar a tener.
Las escuelas siempre han sido lugares de experimentación con nuevas ideas, pero Flynn representa algo completamente nuevo. Vale la pena explorar cómo esto puede abrir horizontes educativos en lugar de cerrarlos.
¿Quién es el autor en la era digital?: Flynn y el debate

Una de las preguntas más fascinantes planteadas por Flynn es la de la autoría. ¿Qué significa ser ‘autor’ cuando una inteligencia artificial puede crear arte? Como padre que valora tanto la expresión creativa como el pensamiento crítico, encuentro aquí un punto de partida maravilloso para conversaciones familiares.
Los investigadores destacan cómo ‘los sistemas de aprendizaje profundo capaces de producir imágenes novedosas’ están ‘destacando serias deficiencias en los marcos éticos, estéticos, epistemológicos y legales que hemos utilizado hasta ahora para categorizar el arte’. Esta es precisamente el área donde nuestros hijos pueden contribuir: no como temores tecnológicos, sino como pensadores críticos que pueden ayudar a definir estos nuevos territorios creativos.
En casa, a veces mi hija y yo jugamos a crear historias juntos, donde cada uno aporta una parte. Flynn me hace pensar en formas más elaboradas de colaboración creativa. ¿Podríamos ver la IA no como un reemplazo de la creatividad humana, sino como un nuevo compañero de juego creativo?
¿Cómo equilibrar tecnología y creatividad en niños?

Aquí es donde el enfoque práctico de papá cobra importancia. Flynn me recuerda el equilibrio que buscamos todos en la crianza: ¿cómo hacer para que aprovechen las oportunidades tecnológicas sin perderse en exceso de pantalla?
Los desarrolladores de Flynn enfatizan que ‘nuestra elección de usar herramientas existentes y generadores de imágenes de código abierto se basa en nuestro objetivo inherente de mostrar cómo estas tecnologías disponibles para todos pueden usarse en un contexto artístico’. Este me parece un principio fundamental: la tecnología como herramienta accesible para la creatividad, no como algo misterioso o elitista.
En mi hogar, esto se traduce en no temer presentar conceptos complejos de manera apropiada para la edad. A veces, mi hija y yo exploramos juntos apps creativas con límites de tiempo claros.
Colaboración humano-IA: ¿Cómo preparar a los niños?

La noticia sobre Flynn también plantea preguntas profundas sobre la naturaleza de la colaboración. Chiara Kristler, desarrolladora de Flynn, lo expresó claramente: ‘creemos que los agentes son un nuevo tipo de medio artístico que es capaz de abordar el mito del genio artístico singular de la manera en que es una herramienta para recontextualizar la colaboración artística a mayor escala’.
Volviendo a Flynn, esta visión de la IA como recipiente de colaboración en lugar de sustituto de la agencia humana resuena profundamente con mis valores como padre. Quiero que mi hija aprenda a colaborar no solo con otros humanos, sino también con las herramientas de maneras éticas y creativas.
Quizás sea tan simple como enfatizar el diálogo: en lugar de ver a la IA como una caja negra, verla como un compañero curioso con sus propias limitaciones y potencialidades.
Preparar a los niños para el futuro creativo con IA

Cuando pienso en Flynn, veo más que una historia técnica sobre IA en educación; veo un espejo de las posibilidades, inquietudes y sueños que compartimos como padres. Al pasear hoy al cole, pensé cómo mi hija describiría a Flynn: probablemente lo llamaría un «nuevo amigo raro que también pinta». Esa mirada inocente me devuelve a lo esencial: lo que hoy nos parece complejo, para ellos puede ser simplemente otro compañero de descubrimiento.
Mi pequeña tiene aproximadamente 7 años, una edad de maravilla, descubrimiento y creatividad. Flynn me recuerda que debemos prepararla no solo para un mundo cambiante, sino para ayudarlo a dar forma. En este viaje educativo, como en tantos otros, encuentro consuelo en saber que no estamos solos: juntos, estudiantes humanos y artificiales, estamos redefiniendo los límites de lo que es posible aprender, crear y soñar.
El futuro de la educación con IA como Flynn no es algo que debamos temer, sino un lienzo en blanco para las creaciones hechas juntos. ¿Acaso no es esto lo que siempre hemos querido para nuestros hijos: la oportunidad de dar forma a un mundo más creativo, más colaborativo y más humano?
Source: Authorship, Autonomy and Art School: The Making of Flynn as an A.I. Student, Observer, 2025-08-18 19:30:12
