
Algo que la mirada de ella nos enseñó sobre la IA
Esa luz tenue de la pantalla reflejada en su rostro… ¿Te has fijado cuánta ternura hay en esos detalles? Cuando la tableta se apagó y el pequeño salió corriendo hacia ella, mientras aplastaba su rostro contra su delantal de cocina, ahí sentí algo que nos define como padres en la historia de amor que se construye cada día a base de abrazos y preguntas infantiles.
¿Aliado o enemigo? La conversación que no tuvimos
¿Recuerdas esa tarde que ella se quedó mirando la tablet? Las manos del pequeño en la pantalla, los deditos que se estiraban para alcanzar la letra siguiente. La escena… tan familiar, pero ¿qué leía yo en esos ojitos que ella observaba?
La respuesta no estaba en los algoritmos, sino en esa pregunta que nos hacemos todos: ¿está entreteniéndose o aprendiendo realmente?
La primera pregunta no es sobre la tecnología, sino sobre nosotros. ¿Cómo la vamos a usar? La IA, bien utilizada, nos da tiempo para lo que ella hizo después de apagar la tablet: agarrar ese libro de cuentos que tanto le gusta, y dejar que las preguntas del niño saltaran como páginas vivas.
El equilibrio que no viene en el manual
Verla medir, sin palabras, cuándo nuestro hijo deja de estar aprendiendo. ¿Cómo lo sabe? Ella, que tiene el radar de madre que se calibra en cada latido.
«¡Cualquier herramienta debería potenciar lo que ya tenemos! Esa intuición que nos dice exactamente lo que necesita su corazoncito en cada momento»
Cuando la aplicación educativa recomienda prolongar el tiempo… y ella, sin dudar, apaga el dispositivo. ‘¿Porqué?‘, pregunta el niño. Porque la educación debe ser una respuesta, no una programación.
Cuando la tecnología nos acerca a lo humano
¡Es increíble! Lo que nuestro hijo hizo… nos dejó sin aliento. La máquina era solo una excusa, el verdadero aprendizaje fue la carcajada que compartieron cuando los personajes cobraban vida.
La tecnología no sustituye esos momentos. Los complementa, cuando nos sirven como puente hacia lo humano. La respuesta está en cómo nos mojamos en el juego con ellos, en esa mezcla donde la tecnología es un paso más, no el destino final.
El futuro que se construye en los abrazos
Esa magia que no se borra, lo que ningún algoritmo podrá jamás replicar… ¿sabes? Es ese gesto que hacemos cada noche al revisar juntos lo aprendido, como si quisiéramos guardar para siempre la emoción del descubrimiento.
Nosotros, los padres, los que decidimos cuándo, cómo y por qué, las herramientas, en la educación que se construye con cada abrazo.
Fuente
Walmart CEO expects AI will ‘change literally every job’ – not just engineering, ZDNET, 2025-09-30.