
En esos momentos de calma tras dejar a los niños en el cole, con el café humeando entre las manos y el susurro de las hojas de otoño en el parque cercano, me topé con una noticia que me hizo detenerme: SAP, ese gigante tecnológico europeo que mueve tantos engranajes de nuestro día a día, tiene que reinventarse con inteligencia artificial.
Y ahí, en medio del aroma a churros recién hechos del puesto de la esquina, mi pequeña—tan llena de preguntas y curiosidad que cada noche me desafía con un ‘¿qué será de mí cuando sea grande?’—me regaló la conexión más humana.
Porque no se trata solo de software o algoritmos, sino de cómo nosotros, como padres, navegamos estos cambios para guiar a nuestros pequeños con esperanza y calma.
¿No es acaso eso lo que todos buscamos en este viaje loco de ser papás?
¿Cómo adaptarnos cuando el mundo cambia bajo nuestros pies?
¿Recuerdan esa época en que pensábamos que los juguetes de madera durarían para siempre? SAP vivió algo similar: creyó que sus sistemas tradicionales serían suficientes, hasta que la nube y ahora la IA exigieron un giro radical. ¡Qué cambio tan inesperado, ¿verdad?!
Nosotros, como padres, también sentimos eso. En esos años en que cada día descubren algo nuevo—desde atar zapatos hasta preguntar por las estrellas—sentimos que el suelo se tambalea.
Pero aquí está la clave: la adaptación no es algo que debamos temer, sino una oportunidad para mostrar nuestro amor en acción.
Así como SAP se adaptó, nosotros también podemos encontrar nuevas formas de conectar con nuestros hijos en este mundo cambiante.
Igual que SAP transformó sus ‘discos de instalación’ en soluciones en la nube, nosotros reemplazamos las buenas noches con cuentos por conversaciones sobre cómo la IA pinta dibujos en sus apps educativas. ¡Y saben qué? ¡Es más sencillo de lo que parece!
Como decimos aquí: ‘más vale aprender a bailar con la música que quejarse del ritmo’.
Cada cambio es una oportunidad para fortalecer esos lazos, esos abrazos espontáneos en la cocina mientras preparamos tortilla.
Al final, no se trata de dominar la tecnología, sino de caminar juntos hacia lo desconocido con las manos unidas.
¿Por qué la IA no es el monstruo que nos cuentan?
Confesémoslo: cuando oímos ‘inteligencia artificial’, muchas veces imaginamos robots fríos quitándonos el trabajo. Pero en casa, la vemos de otra forma.
¿Saben esas apps que ayudan a mi niña a practicar el español con canciones animadas? ¡Esa es IA con alma! La verdadera revolución no está en sustituirnos, sino en amplificar lo humano.
En nuestro barrio, donde hasta el panadero nos conoce por nombre, la tecnología ideal es la que sirve a la comunidad, no la que la divide.
Por eso, en lugar de prohibir las pantallas, jugamos juntos a crear historias con herramientas que usan IA: ella dibuja un dragón, y la app le da vida con sonidos de bosques mágicos. Así, la tecnología se convierte en un puente hacia su creatividad, no en una barrera.
Como repetimos en las sobremesas familiares: ‘lo bueno, si es breve, es aún mejor’. Moderación, sí, pero sin pánico. La IA en educación es como el aceite de oliva en nuestra cocina: un ingrediente maravilloso si lo usamos con sabiduría.
¿Qué prepara realmente a los niños para el mañana?
Las noticias hablan de SAP perdiendo apoyo si no se adapta… y eso me hizo reflexionar: ¿qué habilidades de verdad necesitará nuestra pequeña cuando sea adulta?
No será dominar un programa concreto (¡eso cambiará mil veces!), sino cultivar su curiosidad innata.
En esos días de juegos en el parque, donde construye fortalezas con hojas secas y pregunta ‘¿por qué el viento besa los árboles?’, veo el futuro.
La resiliencia nace al caerse en el columpio y levantarse sola; la empatía, al compartir su merienda con un amiguito nuevo.
¿Y la IA? Que sea su aliada, no su dueña. Por eso, limitamos el tiempo de pantallas pero potenciamos el juego libre: salidas a comprar pan donde dialoga con vecinos, tardes ‘desconectadas’ buscando setas en el bosque urbano.
Como bien dice el refrán: ‘no hay libro que sustituya a la experiencia’. Estas habilidades ‘blandas’—imaginación, bondad, capacidad de asombro—son el software indestructible que ningún algoritmo podrá reemplazar. ¡Esa es la herencia que queremos dejarles!
¿Dónde está el verdadero equilibrio: corazón o pantalla?
Aquí en España, valoramos el ‘saber estar’: esos cafés largos con amigos, las tardes sin prisas en el jardín. Por eso, la obsesión por la tecnología me parece… ¡un lío!
SAP apuesta por la IA para no depender de gigantes extranjeros, pero para nosotros, los padres, el reto es evitar que nosotros dependamos de ella.
¿Mi truco? Integrarla con gracia y luego soltarla. Cuando planificamos un viaje en familia, usamos apps para elegir rutas—como si fueran un ‘guía aventurero’—pero una vez allí, apagamos los móviles y nos perdemos descubriendo plazas con fuentes cantarinas.
La tecnología es una herramienta fabulosa, siempre que no olvidemos lo esencial: sentir el abrazo después del primer día de colegio, reírnos hasta llorar con un juego de mesa, o simplemente observar cómo pinta el atardecer sobre los tejados.
Al final, el equilibrio no es contar minutos de pantallas, sino llenar esos minutos libres de magia cotidiana. Como decimos al despedirnos: ‘hasta mañana, que será otro buen día’. ¡Y así lo hacemos!
¿Por qué la confianza es nuestra apuesta más valiosa?
SAP enfrenta presión geopolítica, pero nosotros, los papás, tenemos una fuerza silenciosa: la confianza en el futuro.
No la confianza ciega, sino esa certeza cálida de que, pase lo que pase, nuestros hijos llevarán consigo valores más fuertes que cualquier algoritmo.
En esas noches de insomnio—cuando pienso en empleos del mañana—me recuerdo las palabras de mi abuela: ‘Dios aprieta, pero no ahoga’.
La IA puede revolucionar industrias, pero nunca reemplazará la calidez de una mano que guía al aprender a andar en bici, ni la paciencia al explicar por qué compartimos.
Por eso, en lugar de temer al cambio, celebramos cada paso pequeño: su primera carta escrita a mano, el orgullo al resolver un problema sin pantallas, la risa al fallar y volver a intentarlo.
SAP apuesta por la innovación técnica… nosotros apostamos por algo más profundo: el corazón resiliente de nuestros niños.
el mundo que construirán no dependerá de código, sino de la esperanza que sembramos hoy, en cada abrazo y cada ‘¿y si lo intentamos juntos?’
¡Qué privilegio es ser sus guías en este viaje lleno de descubrimientos y amor!
Recuerda, cada pequeño paso que damos juntos es una victoria, y juntos, podemos enfrentar cualquier desafío con esperanza y amor.
Source: The AI Threat to Europes Most Valuable Software Company, LiveMint, 2025/09/24 04:21:05