¿Inteligencia artificial en casa? Cómo convertirla en cómplice familiar sin perder la magia


Niño explorando tecnología con su padre

Esa pregunta absurda de la hora de la cena –ése ‘¿por qué los gatos no hablan?’ que nadie sabe contestar– ¿no es donde empiezan las risas más genuinas? La inteligencia artificial llega hoy a casa prometiendo saberlo todo… pero temiendo perder calor. Sentimos todos: ¿cómo criar pequeños exploradores digitales sin que los algoritmos se coman esos diálogos tontos que tanto unen? La tecnología avanza –inevitable, ¿no?– mas el truco está en domesticarla. Convertirla en la compañera que sugiere juegos en vez de obedecer como dictadora. Ahí está el punto dulce: ¿verdad que queremos herramientas que enriquezcan nuestras preguntas… no las callen?

La IA como compañera de exploración (no como autócrata digital)

Piensa en ese momento: el proyecto del cole sobre los océanos. ‘¿Existen sirenas de verdad?‘ Antes, la respuesta rápida. Ahora el truco: abrimos el asistente virtual juntos y seguimos el hilo. Primero su pregunta. Luego el misterio del Kraken. Después terminamos construyendo un submarino de cartón con sirenas futbolistas… mientras la tecnología leía datos curiosos. ¿La magia? No estaba en la pantalla, sino en cómo la volvimos cómplice.

Bueno, en casa lo que hacemos: traducimos frases al inglés y representamos dramas exagerados con esas palabras. Usamos las sugerencias creativas para inventar cuentos donde cada quien aporta giros ridículos. El secreto es desnudar la IA de su seriedad: hacerla coautora de nuestras locuras, no oráculo incuestionable. ¿Verdad que aún no inventan máquinas que expliquen por qué los niños preguntan ‘¿por qué?’ justo al abrirse el horno?

Niño explorando conceptos de IA con entusiasmo

Minutos de lavaplatos y pataletas digitales: límites que abrazan

En casa conocemos los ‘minutos de carne y hueso’: esas dos horas post-cole donde las pantallas descansan… y nosotros respiramos también. Al principio fue batalla campal –sí, con lágrimas incluidas– pero ahora es pacto de guerra. Ahí descubrimos algo clave: la tecnología funciona mejor con horario fijo, como invitada que sabe cuándo retirarse.

Los sábados hacemos ‘expediciones curiosas’: ¿qué animal rige la selva australiana? ¿Cómo vuelven las golondrinas? Competimos por encontrar datos sorprendentes… para terminar pintando nuestras propias especies mutantes en papel. Tomamos las funciones útiles como puntos de partida, no llegada: si la IA sugiere un dibujo de dinosaurio, añadimos pelo rosa y patines. Así, la herramienta sugiere caminos… y nosotros los inundamos de manchas de témpera.

Lo que realmente perduran no son las respuestas perfectas, sino las preguntas absurdas que descubrimos mientras exploramos juntos el mundo.

¿Lo que recordarán? Obvio: cuando el jugo de naranja derramado convirtió el teclado en lago pegajoso… justo al descubrir la respuesta más increíble.

Familia explorando límites de tecnología en casa

Cerebros versus algoritmos: enseñar el arte de dudar

Cuando los veo sacar dudas matemáticas con la IA, siempre susurro lo mismo: ‘Que la máquina cargue peso –tú usa las neuronas‘. La línea es delgada: ¿esto potencia su pensamiento o solo vende atajos?

Para saltarla, preguntamos: ¿esta herramienta estimula ideas nuevas o simplemente contesta? Por ejemplo: en lugar de pedir dibujos animados completos, generamos personajes básicos… para que luego les añadan piernas multicolor o sombreros espaciales. Así la tecnología es borrador inicial… en el que construyen sus mundos imposibles.

Porque educar no es competir contra las máquinas, sino mostrar que detrás de cada algoritmo hay gente con valores –y errores–. Me he quedado mirando a mi hija muchas veces mientras juega con la tecnología… pienso en qué quiere ser de mayor… Durante las novelas tecnológicas seguimos tallando eso que no tiene update: el abrazo posfracaso, la paciencia al reensayar, la mirada brillante al entender algo solos.

Padres e hijos creando juntos con tecnología

Al final, ¿no son esos los verdaderos algoritmos que queremos instalarles? Esos que vienen en el paquete humano… no en las cajas brillantes.

Source: ‘400 million users by the end of the year’: Samsung on its ambitious Galaxy AI plans and the ‘powerful’ new Galaxy S25 FE, Tech Radar, 2025/09/13 16:00:00

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