Hay algo mágico en recuperar lo que creíamos perdido para siempre, ¿verdad? Como cuando mi peque, con sus siete añitos, se frustra porque una mancha de pintura arruina su obra de arte. Pero juntos, ¡zas!, transformamos esa mancha en una nube, un monstruo o una galaxia lejana. Esa chispa de convertir un ‘error’ en una oportunidad es exactamente lo que sentí al leer sobre el proyecto de Showrunner para reconstruir los 43 minutos perdidos de ‘The Magnificent Ambersons’ de Orson Welles. Es una locura maravillosa, ¿no crees? No se trata de reemplazar al genio, sino de usar nuevas herramientas para honrar su visión. Y como padre, no puedo evitar pensar: ¿no es una gran lección para nuestros hijos sobre el futuro de la creatividad y la tecnología?
¿Cómo rescata la tecnología una obra maestra ‘arruinada’?
Vamos a ponernos en situación porque esto es de película, literalmente. Tenemos una obra maestra del cine, ‘The Magnificent Ambersons’, que fue mutilada por el estudio en su día. Orson Welles, su director, siempre dijo que podría haber sido mejor que ‘Ciudadano Kane’. Imaginaos eso. Durante décadas, esos 43 minutos se convirtieron en el santo grial del cine. Y ahora, de la mano de Edward Saatchi y su equipo en Showrunner, la tecnología entra en escena como un arqueólogo digital. Es algo increíble, ¿verdad?
No están simplemente apretando un botón y esperando que una máquina lo haga todo. Para nada. Están usando un modelo llamado FILM-1 para generar fotogramas clave, reconstruir los movimientos de cámara de Welles y recrear los escenarios a partir de fotos antiguas. Incluso combinarán actores reales con transferencias faciales y de movimiento. Es una fusión de arte humano y potencia tecnológica. Como dice Saatchi, es una forma de devolverle la vida. Y aunque es un proyecto académico y no comercial, el gesto es potentísimo. Nos demuestra que la tecnología puede ser una herramienta de restauración, de respeto y de celebración del arte. Me llena de esperanza.
¿Nuestros hijos serán los próximos directores?
Cada vez que veo a mi hija construir mundos enteros con simples bloques de madera, me doy cuenta de que su imaginación no tiene límites. Ahora, ¿qué pasaría si le diéramos herramientas aún más poderosas? La noticia sobre ‘The Magnificent Ambersons’ me hace pensar exactamente en eso. Esta tecnología no es un enemigo de la creatividad; es un nuevo color en la caja de lápices, un color que puede pintar en movimiento, en el tiempo y hasta en dimensiones que no imaginábamos.
El miedo que sienten algunos en Hollywood es comprensible. Cualquier cambio grande da un poco de vértigo. Pero en lugar de temer que las máquinas cuenten nuestras historias, ¿por qué no nos emocionamos con la idea de enseñar a nuestros hijos a ser los directores de esas máquinas? Nuestro trabajo como padres es fomentar esa chispa de curiosidad que les haga preguntar: ‘¿Y si…?’. ¿Y si usamos esta herramienta para contar la historia del abuelo? ¿Y si creamos un final alternativo para nuestro cuento favorito? El objetivo no es que consuman contenido generado por otros, sino que se conviertan en los creadores, los visionarios que usan estas herramientas para expresar su voz única. El futuro de la narración está en sus manos, y va a ser espectacular.
¿Cómo navegar el futuro con empatía y ética?
Claro, no todo es un camino de rosas. El hecho de que el patrimonio de Orson Welles no fuera consultado nos da una pausa importante y necesaria. Es una señal de alerta que nos dice: ‘¡Ojo! Con un gran poder viene una gran responsabilidad’. Y esa, amigos, es nuestra tarea más importante como padres en esta nueva era. No podemos simplemente entregarles la tecnología y esperar lo mejor. Tenemos que sentarnos con ellos.
Estas situaciones son el punto de partida perfecto para conversaciones increíbles durante la cena. Podemos hablar sobre el respeto al trabajo de los demás, sobre lo que significa el consentimiento en el arte y sobre la importancia de la intención detrás de cada creación. ¿Usamos la tecnología para honrar y construir, como intenta Showrunner, o para otros fines? Enseñarles a nuestros hijos a pensar críticamente, a tener un corazón empático y una brújula ética bien calibrada es mucho más valioso que enseñarles a usar cualquier programa. Porque las herramientas cambiarán, pero los valores perduran. Y es nuestra misión asegurarnos de que tengan un ancla sólida de bondad y respeto en este océano de innovación.
¿Cuál es nuestro superpoder insustituible?
En medio de toda esta revolución tecnológica, ¿cuál es nuestro as en la manga? ¿El superpoder que ninguna máquina podrá replicar jamás? La chispa humana. Esa mezcla única de curiosidad, empatía, vulnerabilidad y amor que nos define. La tecnología puede reconstruir una película basándose en guiones y fotos, pero no puede sentir la emoción que Welles quería transmitir. No puede llorar con los personajes ni reír con sus locuras. ¡Eso es nuestro territorio!
Por eso, ahora más que nunca, debemos fomentar todo lo que nos hace maravillosamente humanos. A ensuciarse las manos. Pintemos, construyamos fuertes con cojines, cocinemos juntos aunque la harina acabe por todas partes, y sobre todo, hablemos. Preguntémosles qué sienten, qué sueñan, qué les preocupa. Leamos cuentos poniendo voces raras y abracemos fuerte. Estas experiencias son los datos que alimentan su alma, no un algoritmo. Son las que construyen la resiliencia, la inteligencia emocional y la creatividad genuina que les permitirá no solo usar las herramientas del futuro, sino hacerlo con un propósito y un corazón que marque la diferencia.
¿Por qué no probáis este fin de semana ‘restaurar’ algo en familia? Puede ser un juguete roto que arreglan juntos, un cuento a medio escribir al que le inventan un final épico, o simplemente una vieja foto familiar de la que imaginan la historia completa. Convertidlo en una aventura de detectives y creadores y ved cómo brilla esa chispa.
¿Qué futuro lleno de posibilidades nos espera?
Al final, la historia de ‘The Magnificent Ambersons’ y su renacimiento digital es mucho más que cine. Es un reflejo optimista de nuestro futuro. Nos muestra un camino donde la tecnología y la humanidad no compiten, sino que colaboran para crear algo hermoso, para reparar lo que estaba roto y para abrir puertas a la imaginación que antes estaban cerradas. Es un recordatorio de que, aunque el mundo cambie a una velocidad de vértigo, los pilares siguen siendo los mismos: la creatividad, la conexión y el amor.
Ver este proyecto me llena de una energía tremenda. Me inspira a no tener miedo, a abrazar el cambio con los brazos abiertos y a guiar a mi hija con confianza y alegría. Porque estamos criando a la generación que no solo verá obras maestras restauradas, sino que creará las suyas propias de formas que ni siquiera podemos soñar. Y ser testigos de eso, ser sus guías en esa aventura… ¿hay algo más emocionante en el mundo? Yo creo que no.
Fuente: AII Company to Reconstruct Orson Welles’ ‘The Magnificent Ambersons’, The Hollywood Reporter, 2025/09/05