El Banco del Parque que Compartimos

Ese Momento que Solo las Madres Entienden

Las Zonas que nos Heredan

Ya sabes cómo es: los anuncios hablan de parques accesibles para toda la familia. Pero los padres conocemos la realidad. Las zonas infantiles con escalones son obstáculos, los columpios sin espacio para sillas de ruedas, los miradores que solo muestran limitaciones.

Los Juegos No Hablados

He visto a madres improvisar pictogramas con papelitos en el parque, porque un panel de braille no es cuestión de coste… ¿Cómo se puede llamar inclusivo un espacio que no tiene recursos para todos?

A las familias nos ponen peros. Basta ver cómo los niños con autismo intentan entender los juegos, cómo los pequeños con movilidad reducida buscan participar. Todos somos más cuando nos unen las mismas ganas.

La Construcción Silenciosa

Cada vez que un niño con necesidades especiales logra jugar, lleva un poco del esfuerzo silencioso de su madre

Cuando se comparten las sensaciones, alturas o texturas, los niños aprenden algo esencial: ¿en igualdad de condiciones, quién no sería capaz de jugar?

El futuro que ya empezamos

Los parques son un espacio de encuentro intergeneracional. ¿Por qué no diseñar con los niños, con los padres? ¿Cómo sería si no tuvieran barreras? Esa pregunta que nos haces, ¿qué espacio de inclusión estás sembrando hoy?, nos hace ver más allá.

Nuestras Aulas de Vida

En los parques inclusivos, los niños aprenden a socializar en igualdad. Los adultos nos sorprendemos viendo cómo saltan juntos, sin importar las diferencias. ¿Cómo serán los parques que diseñen ellos? Tal vez allí estemos en un aula del futuro que ya empezamos, un futuro que se construye con cada risa compartida en el columpio.