
Mientras leía las advertencias de Geoffrey Hinton sobre cómo la inteligencia artificial podría transformar radicalmente nuestro mundo laboral, mi hija llegó corriendo del colegio con un dibujo que había hecho en clase. En él mostraba un robot ayudando a doctores a curar personas. ¡Inocente y visionaria a la vez!
Ese contraste entre la advertencia del ‘padre de la IA’ y la naturalidad con que los niños incorporan esta tecnología me hizo reflexionar: ¿realmente estamos preparando a la próxima generación para los cambios que se avecinan?
¿Qué nos advierte Geoffrey Hinton sobre la IA?
Geoffrey Hinton, ese señor al que llaman el ‘padre de la IA’, no está haciendo chistes. Su mensaje es claro como el agua: la sociedad no está preparada para la disrupción económica que viene. Y tiene toda la razón.
Imagínense esto: según investigaciones, cerca del 50% de los estadounidenses creen que el aumento del uso de IA llevará a mayor desigualdad de ingresos. ¡Y eso es algo que realmente nos debería preocupar!
Pero aquí está el detalle que más me preocupa como papá: Hinton dice que quitarle a millones de personas sus profesiones podría dejar comunidades enteras a la deriva. Eso duele en el alma.
No se trata solo de perder trabajos, sino de perder propósito, significado y dignidad.
Mientras pensaba en esto, recordé cuando mi hija y yo construimos su primera casita para pájaros. Cortábamos la madera, medíamos dos veces, nos equivocábamos, reíamos… Esa experiencia de crear con las manos, de resolver problemas juntos, de sentir la satisfacción del trabajo bien hecho – eso es lo que define nuestra humanidad. ¿Cómo preservamos eso en un mundo cada vez más automatizado? Mientras reflexionaba sobre esto, me di cuenta de que la clave está en equilibrar la tecnología con nuestras experiencias humanas.
La paradoja de la productividad y la IA
¡Aquí viene lo fascinante! Hinton predice que la IA aumentará la productividad pero enriquecerá solo a una pequeña élite. Es como si hubiera un pastel enorme, pero solo unos pocos se llevan las porciones más grandes.
Según el Fondo Monetario Internacional, los países en desarrollo podrían enfrentar menos disrupciones inmediatas, pero carecen de la infraestructura para aprovechar los beneficios. ¡La desigualdad podría aumentar entre naciones!
Pero esperen, no todo es oscuridad. Sam Altman de OpenAI propone experimentos con ingreso básico universal. Suena bien, ¿verdad? Pero Hinton lo dice claramente: el dinero puede compensar pérdidas económicas, pero no resuelve lo que realmente define la existencia humana: el trabajo, el significado y la dignidad.
Esto me recuerda cuando planificamos nuestros viajes familiares. No se trata solo de llegar al destino, sino de disfrutar el camino, de aprender juntos, de crear memorias. Así deberíamos abordar la IA en educación y en la vida: no como un destino final, sino como un compañero de viaje que nos ayuda a ser mejores versiones de nosotros mismos.
¿Cómo preparar a nuestros hijos para el futuro incierto?
¡Aquí está la buena noticia! Podemos empezar hoy mismo a preparar a nuestros pequeños para este futuro incierto. No se trata de convertirlos en mini-programadores, sino en desarrollar habilidades que ni la IA más avanzada puede replicar.
Primero: ¡Creatividad sobre repetición! En lugar de enfocarnos en memorización, fomentemos la resolución creativa de problemas. La otra vez, mi hija quería alcanzar un libro en un estante alto. En lugar de ayudarla inmediatamente, le pregunté: ‘¿Cómo podrías resolverlo tú sola?’ ¡Terminó construyendo una torre con sus bloques! Ese tipo de pensamiento flexible es invaluable.
Segundo: Inteligencia emocional. La IA puede analizar datos, pero no puede sentir empatía genuina. Cuando mi pequeña llega frustrada del parque porque no pudo columpiarse tanto como su amiga, no le doy soluciones técnicas. La abrazo, la escucho, validamos sus emociones juntos. Esas habilidades humanas serán más valiosas que nunca.
Construyendo comunidades resilientes frente a la IA

¡Esto es crucial! Hinton advierte sobre comunidades enteras quedándose atrás. Pero nosotros, como familias, podemos ser semillas de cambio. En nuestro barrio, organizamos intercambios de habilidades los fines de semana.
Un vecino enseña jardinería, otro comparte conocimientos de tecnología, yo ayudo con proyectos simples de tecnología. ¡Es increíble cómo creamos una red de apoyo!
La IA en educación puede ser maravillosa si la usamos como herramienta para conectar, no para aislar. Imaginen plataformas donde niños de diferentes países colaboren en proyectos, compartan perspectivas, resuelvan problemas globales juntos. ¡Eso sí que prepararía a la próxima generación!
Recuerdo cuando mi hija organizó su primera ‘feria de ideas’ con sus amiguitos. Cada uno proponía soluciones para hacer el parque más divertido. Las ideas iban desde toboganes inteligentes hasta sistemas para regar las plantas automáticamente. Esa capacidad de imaginar futuros mejores – eso es lo que debemos nutrir.
El equilibrio entre tecnología y humanidad

¡No se trata de tenerle miedo a la tecnología, sino de usarla con sabiduría! La IA puede liberarnos de trabajos repetitivos para enfocarnos en lo que realmente importa: conectar, crear, cuidar.
En nuestra casa, tenemos una regla simple: por cada hora de pantalla, dos horas de juego creativo al aire libre. No es una prohibición, sino un balance. La IA puede sugerirnos rutas para nuestros paseos en bicicleta, pero somos nosotros quienes pedaleamos, sentimos el viento, nos reímos cuando casi nos caemos.
Hinton tiene razón: necesitamos acción urgente. Pero esa acción comienza en casa, en cómo criamos a nuestros hijos, en qué valores les transmitimos. No se trata de prepararlos para trabajos específicos, sino para adaptarse a trabajos que aún no existen, para resolver problemas que aún no conocemos.
Un futuro lleno de esperanza con la IA
¡Aquí está mi convicción más profunda! Las advertencias de Hinton no son para asustarnos, sino para despertarnos. Como papás, tenemos el privilegio y la responsabilidad de criar la generación que navegará estos cambios.
No seamos espectadores pasivos. Involucrémonos en las conversaciones sobre el futuro de la IA en educación y en la sociedad. Enseñemos a nuestros hijos a cuestionar, a crear, a colaborar. Mostrémosles que la tecnología es una herramienta, no un destino.
Así que, mientras miramos hacia el futuro, recordemos que la tecnología es solo una herramienta. Lo que realmente importa es cómo la usamos para fortalecer nuestras conexiones humanas y crear un mundo mejor para nuestros hijos.
La otra noche, mientras veíamos las estrellas, mi hija me preguntó: ‘¿Papá, los robots también podrán amar las estrellas?’ Le respondí: ‘Pueden aprender sobre estrellas, pero solo nosotros podemos sentirlas en el corazón.’ Ese corazón humano, esa capacidad de asombro, de conexión, de amor – eso es lo que nunca podrá ser automatizado. ¡Y eso es nuestra mayor esperanza!
Source: Geoffrey Hinton: Society Is Unprepared For AI’s Economic Disruption, Forbes, 2025-09-16.
