
Este martes soleado en el que el aire huele a hojas tempranas de otoño y los niños corretean libres en el parquecito de la esquina, leí sobre cómo el Reino Unido y NVIDIA están construyendo gigantescas ‘fábricas de inteligencia artificial’.
¡Ay, amigos! Por un segundo me asaltó ese miedo que todos sentimos: ¿Y si la IA se lleva los trabajos de nuestras niñas? Mientras respiraba ese aire de otoño, mi mente voló al titular que hablaba de fábricas de IA, y de inmediato me detuve a pensar en nuestras niñas. Pero luego seguí leyendo… y ¡menuda sorpresa! Resulta que no es una amenaza, sino un regalo para nuestros pequeños.
¿Sabéis ese momento en que ves a tu hija inventando mundos con cajas de cartón mientras pregunta ‘¿por qué las nubes no saben volar en círculos?’, y sientes que en esa curiosidad está el futuro? Eso mismo sentí hoy.
La noticia no habla de robots fríos, sino de cómo esta alianza crearán más de 5.000 puestos de trabajo nuevo y transformarán la salud, el medio ambiente… ¡y hasta cómo nuestros hijos aprenderán! Así que tomad asiento, cerquita, mientras os cuento por qué este ‘revolucionario ecosistema de IA’ es en realidad una invitación para soltar los cuadernos de deberes y dejar que nuestros chicos brinquen en charcos de lluvia con la misma pasión que tendrán mañana por crear cosas bellas.
¿Cómo la IA en el Reino Unido cambia el juego?

¿Os ha pasado? Ver titulares de ‘superordenadores’ y ‘GPU avanzadas’ y pensar: ‘¡Ay, mi niña solo sabe dibujar gatitos, qué hará en ese futuro complejo!’.
Yo mismo, camino del cole con mi hija esta mañana – mientras nos cruzábamos con vecinos paseando perros y saludando desde los balcones con geranios – , sentí ese nudo en la garganta. Pero la noticia revela algo maravilloso: ¡esta alianza no elimina empleos, sino que los inventa!
Imaginad: antes de que nuestros pequeños terminen la ESO, el Reino Unido tendrá infraestructura para crear más de 60.000 puestos en IA, desde diseñar apps que ayuden a abuelos con movilidad reducida hasta simular soluciones para el cambio climático.
¡Es como cuando enseñamos a nuestros hijos a montar en bici! Al principio les temblaban las piernas, pero ahora corren libres por el parque gritando ‘¡Mira, papá, sin manos!’. La IA no es el ‘hombre del saco’ para sus carreras, sino la ‘rampa de lanzamiento’ que les dará alas.
Y aquí la clave que me hizo sonreír: los puestos más demandados no serán para ‘ingenieros de IA’ aburridos, sino para gente creativa que combine tecnología con empatía – como quienes hoy organizan talleres de robótica en el colegio usando legos y risas. ¡Esa es la verdadera ‘educación en IA’ que necesitan nuestros chicos!
El mejor ‘hardware’ que puedes darle: un corazón curioso

Mientras leía cómo el Reino Unido es como darle nueva savia de jóvenes creativos a ese mundo de IA, recordé el otro día: mi pequeña (esa edad en que cada ‘¿por qué?’ parece un acertijo egipcio) me llevó a un ‘laboratorio’ hecho con servilletas y palillos. Quería ‘inventar una máquina que lave platos con risas’. Me recordó a aquellos domingos en que mi hija y yo preparamos kimchi juntos antes de ponernos a jugar.
En lugar de decirle ‘eso no existe’, preparamos juntos un ‘experimento’ con burbujas y agua – ¡y se rió tanto que mojamos hasta el sofá! Eso, amigos, es el verdadero ‘chip de innovación’.
Las noticias hablan de ‘300.000 GPUs’, pero nada supera el cerebro de un niño libre de presiones: cuando juegan sin horarios estrictos, cuando resuelven cómo construir el castillo de arena más alto junto a otros chicos en la plaza… ¡ahí se forjan los creativos que mañana usarán la IA para curar enfermedades!
No necesitan cursos intensivos de ‘educación en IA’ a los 6 años. Necesitan: 1) Tiempo para preguntar ‘¿y si…?’ mientras pintan; 2) Familiaridad amable con tablets (sólo 20 minutos al día, para ver cómo un robot ayuda en una granja); 3) Y sobre todo, sentir que sus ‘locuras’ – como mi pequeña y sus platos risueños – son semillas de futuro.
Porque ¿qué valor tiene un superordenador si quien lo usa no sabe escuchar a un anciano temblando en una consulta? La ‘inteligencia artificial en educación’ auténtica nace en los abrazos de mamá después del cole, no en pantallas frías.
De los campos de mariposas a los laboratorios del mañana: ¿cómo involucrarnos?

Hace unos días, en el club de lectura del barrio, una madre confesó: ‘Me da miedo que mis hijos pierdan la conexión con lo real entre tanta tecnología’. ¡Compadezco ese temblor en su voz! Pero la alianza UK-NVIDIA da pistas brillantes: los proyectos usan IA para salvar bosques y diseñar medicinas.
¿Cómo trasladamos esto a nuestra vida cotidiana? Primero: transformemos sus juegos al aire libre en ‘aventuras tecnológicas’. ¡Imaginad! Mientras recogíamos hojas en el parque (como hacemos cada sábado), mi hija propuso: ‘¡Usemos la IA para inventar historias de estas hojas!’. Grabamos su voz diciendo ‘un árbol mágico que habla con los pájaros’ y usamos una app sencilla para generar un mini-cuento ilustrado. ¡Ella saltaba de emoción al ver su idea cobrar vida!
Segundo: hablemos de ‘trabajos futuros’ como si fueran cuentos de hadas. ‘Mañana habrá diseñadores de sueños para robots’ le digo al desayuno, y ella me corrige: ‘¡No, papá! Diseñadores de amigos para robots!’. Tercero: conectemos con nuestro barrio. ¿Conocéis ese taller de código para niños en la biblioteca municipal? ¡Id!
Pero no para formar ‘expertos’, sino para ver cómo risueñamente construyen juegos donde un dragón enseña a sumar. Recordad: la verdadera ‘educación en IA’ no son fórmulas, sino cultivar corazones que usen la tecnología para abrazar más fuerte. Como esos abuelos que aprendieron a videollamar desde el bar de la plaza – ¡ahora ven los partidos de fútbol con nietos en otros países mientras toman su tinto!
La IA más transformadora es la que une, no la que aísla. Y eso, queridos vecinos, lo aprendemos en los columpios del parque, no en los laboratorios.
Porque el futuro es de los que saben jugar y soñar
Hoy, al acostar a mi pequeña, me susurró: ‘Papá, ¿la IA también ayuda a hacer amigos?’. En vez de darle una respuesta técnica, le conté cómo en el Reino Unido usan robots para acompañar a niños con autismo en el patio del cole. Ella, con sus ojos brillando como estrellas, dijo: ‘Entonces la IA es como mamá cuando me consoló en el parque… ¡es un superhéroe de la amistad!’. ¡Ay, ese ingenio puro!
Mientras el mundo construye ‘fábricas de inteligencia’, nosotros tenemos algo más poderoso: esos momentos en que nuestros hijos, libres de deberes infinitos, descubren que una nube en forma de conejo – o una hoja que baila – son los primeros códigos del universo.
La alianza UK-NVIDIA no es solo para gurús de Silicon Valley. Es un recordatorio para nosotros, padres del barrio: cuando dejamos que nuestros chicos se ensucien las rodillas explorando charcos, cuando convertimos las cajas de cartón en naves espaciales, cuando reímos juntos al ver cómo un chatbot dibuja un perro con tres orejas… ¡estamos sembrando los mismos jardines de innovación que hoy hacen titulares!
Así que amigos, esta tarde, en lugar de preocuparnos por el futuro de la ‘inteligencia artificial en educación’, hagamos esto: salid al parque, tirad una pelota, y permitid que vuestra hija pequeña os enseñe cómo las hormigas construyen carreteras.
Porque los verdaderos ‘superordenadores’ del mañana… ya nacieron. Y sus risas son el motor más poderoso que existe.
¡Vamos, manos a la obra, que el mundo los necesita tal como son: curiosos, juguetones y llenos de luz!
Source: NVIDIA and United Kingdom Build Nation’s AI Infrastructure and Ecosystem to Fuel Innovation, Economic Growth and Jobs, Globe Newswire, 2025-09-16
