
Imaginen por un momento: un amable robot ayuda a su hija con las tareas de matemáticas mientras preparan juntos la merienda familiar. ¿Suena a ciencia ficción? La realidad es que esta escena podría volverse cotidiana en pocos años. Como señala Victoria Slivkoff, experta en tecnología, la inteligencia artificial promete democratizar el acceso a servicios y conocimientos. Pero la gran pregunta que nos quita el sueño a los padres es: ¿realmente estamos preparando a nuestros pequeños para esta convivencia robótica? Por eso, hoy exploraremos cómo la robótica puede moldear la educación infantil y descubriremos estrategias para criar niños resilientes en este nuevo panorama.
¿Cómo son los robots educativos actuales?

Cuando pensamos en robots, a veces imaginamos criaturas cinematográficas capaces de conversar o tomar decisiones complejas. Pero la investigación de Discover Magazine revela que la mayoría funcionan mediante modelos que se «entrenan» gradualmente, como un niño que repite sumas hasta dominarlas. Lejos de los escenarios catastróficos que solemos imaginar.
Un estudio analizado en InformationWeek muestra situaciones preocupantes: accidentes con vehículos autónomos o aumento de riesgos laborales con robots industriales. Esto nos lleva a reflexionar: quizás el desafío no esté en si las máquinas están listas para nosotros, sino en cómo nosotros desarrollamos habilidades para interactuar con ellas responsablemente.
¿Recuerdan aquellos problemas técnicos durante las clases virtuales? Pues con los robots educativos ocurrirá algo similar – avances prometedores interrumpidos por actualizaciones frustrantes. La clave está en enseñar a los niños que la tecnología es como un compañero de viaje: útil pero que requiere nuestra supervisión constante.
¿Robots educativos en el parque del barrio: convivencia o competencia?

Un experimento fascinante del festival Lowlands Science, mencionado en The Next Web, demostró cómo los humanos respondemos mejor a robots que combinan firmeza con cortesía. Pensemos en: ¿no les recuerda a cuando negociamos con nuestros hijos esa quinta galleta antes de cenar? Esta dinámica sugiere que debemos cultivar en los pequeños dos habilidades clave:
- Adaptabilidad comunicativa: Entender distintos tipos de interlocutores (humanos y digitales)
- Asertividad empática: Mantener sus criterios sin perder la cordialidad
Imaginemos situaciones cotidianas donde podrían practicar: desde ayudar a un abuelo a usar el cajero automático hasta explicarle a un asistente virtual qué receta de galletas necesitan para el proyecto escolar. La robótica educativa como herramienta tecnológica para niños no reemplazará a los maestros, pero sí exigirá nuevas formas de colaboración.
¿Y si convirtiéramos la interacción con tecnología en juego? Propongo el «Detective de Máquinas»: durante paseos familiares, identificar diferentes sistemas automatizados (como máquinas de metro o parquímetros inteligentes) y analizar juntos sus funciones. ¡Convertimos educación tecnológica en aventura compartida!
¿Cómo criar ciudadanos para la era robótica?

Ante un mundo donde los trabajos técnicos convivirán con empleos que ni imaginamos, la misión parental gira en torno a tres pilares fundamentales:
- Entender cómo funciona la tecnología: No sólo usarla, sino entender sus límites y sesgos
- Fomentar creatividad y ética: Potenciar lo que las máquinas no replican
- Resiliencia adaptativa: Aprender a reprogramar rutinas cuando cambian las reglas del juego
Un informe impactante en InformationWeek alerta sobre «desafíos en transiciones laborales» en sectores automatizados. Esto me hizo preguntarme: ¿cómo cultivamos esa capacidad de reinventarnos desde pequeños? La respuesta podría estar en fomentar proyectos donde fracasar sea parte del aprendizaje, como construir torres con palillos que se derrumban o programar rutinas de baile para sus juguetes robóticos.
Aquí va mi propuesta loca: reservemos un día mensual como «Jornada Analógica». Sin pantallas ni dispositivos inteligentes. Sólo lápices, cuerdas para saltar, y conversaciones cara a cara. Equilibrio puro en estado bruto.
¿Robots educativos: aliados o profesores?

Regresando a las palabras de Victoria Slivkoff sobre acceso universal, la robótica educativa podría democratizar oportunidades. Visualicen tutores artificiales personalizando ejercicios para distintos ritmos de aprendizaje. Pero cuidado: otro estudio citado por The Next Web muestra cómo hasta el tono narrativo del robot afecta nuestra receptividad.
Quizás el secreto está en diseñar un enfoque híbrido para las herramientas tecnológicas para niños, donde:
- Los robots manejen ejercicios repetitivos (como prácticas de ortografía)
- Los humanos nos enfoquemos en debates éticos o resolución creativa de problemas
¿Serán estos robots los futuros compañeros de juegos de nuestros hijos? En casa podríamos practicar usando las apps educativas como «asistentes», pero reservando momentos clave para discusiones familiares: ¿Es justo que algunos niños tengan tutor robótico y otros no? ¿Cómo deberían comportarse los robots en situaciones sociales complejas?
Justo como aprendemos de los errores humanos, dejemos abierta esta reflexión: Si un robot educador comete errores, ¿le permitiremos aprender como hacemos con nuestros hijos? La respuesta podría definir nuestro camino hacia una convivencia tecnológica compasiva.
¿Qué herramientas prácticas necesitan los padres tecnológicos?

Inspirados en todas estas reflexiones, comparto estrategias cotidianas para preparar a los niños:
1. Kit de destrezas para la era robótica:
En el tiempo que falta para que lleguen estos robots al aula, fortalezcamos habilidades digitales:
- Atención sostenida mediante juegos de mesa
- Capacidad de diagnóstico con rompecabezas complejos
- Manejo de frustración con proyectos manuales interrumpidos
2. El método «Andamiaje Digital»:
Usar educación tecnológica como puente, no como destino:
- Ver documentales sobre robótica antes de visitar museos de ciencia
- Programar juntos rutinas simples para electrodomésticos
- Comparar respuestas de chatbots con ideas humanas
Estas estrategias sencillas nos preparan para integrar tecnología sin perder lo esencial. ¿Y si esta semana probamos algo nuevo? Durante las rutas al colegio identifiquen sistemas automatizados (semáforos, cámaras de seguridad) y discutan su impacto. Educación tecnológica que ocurre entre bocanadas de aire fresco y risas compartidas.
¿Cómo construir hoy el futuro con robots educativos?

Al reflexionar sobre todo esto, recordé aquella merienda tecnológica que imaginamos al inicio. Entre debates apocalípticos y utopías digitales, hay un camino equilibrado. Mientras investigadores como Slivkoff trabajan en democratizar el acceso mediante IA, nuestra labor como padres consiste en cultivar ese «algo humano» que las máquinas no replicarán pronto: empatía, curiosidad desordenada y capacidad de maravillarnos ante un atardecer compartido con familiares o una idea revolucionaria.
Quizás la verdadera preparación para convivir con robots no radica en dominar lenguajes de programación, sino en fortalecer nuestra capacidad de diálogo y adaptación. ¿Qué mejor legado que niños que ven la tecnología como herramienta para construir comunidades más inclusivas?
La próxima vez que su hija discuta con el asistente virtual o construya un castillo con bloques inteligentes, observen juntos sus interacciones. Ahí, en esos pequeños momentos cotidianos, se está escribiendo el manual de convivencia para las próximas décadas.
Source: Are we ready to live amongst robots?, The Next Web, 2025-08-12
